El historiador mexicano Luis Alonso Sordo Noriega, era propietario del Museo de Historia y Arte Moderno que estaba ubicado en la Colonia Roma de la capital del país, y compró el segmento 266
Agencias
sábado, 09 noviembre 2019 | 19:17Este sábado se cumplen 30 años de la caída del Muro de Berlín y los habitantes de la Ciudad de México y visitantes de otras partes del país o del extranjero tienen la oportunidad de apreciar una parte de esa estructura que dividió por décadas a los alemanes y después se convirtió en un símbolo de acción social.
La historia de cómo llegó a México es interesante. El 9 de noviembre de 1989, cayó el muro y con ello el comunismo. En total, 360 pedazos del Muro fueron rescatados. En 1990, la entonces República Democrática Alemana (RDA) creó una compañía para que se encargara de su transportación y, junto con otra empresa, comenzó a venderlos como obra de arte.
El historiador mexicano Luis Alonso Sordo Noriega, era propietario del Museo de Historia y Arte Moderno que estaba ubicado en la Colonia Roma de la capital del país, y decidió comprar el segmento 266.
Sordo Noriega relató en entrevista con El Universal en mayo de 2017, la aventura “costosísima” de traer el bloque de 2.7 toneladas, 3.30 metros de alto, por 1.20 metros de ancho y 2.20 de fondo, hecho totalmente de concreto armado reforzado con acero corrugado.
Personal especializado prepara la estructura para trasladar el fragmento 266 del Muro de Berlìn a su nueva casa (Foto: Museo Memoria y Tolerancia)
“Lo extrajimos en Shildow el 26 de junio de 1990, nos lo llevamos a Hamburgo, lo embarcamos en el Tumilco el 14 de julio, el 31 llegamos a Tuxpan y el 7 de agosto entramos a Ciudad de México. Así es la Historia; así se mueven las cosas y así se salvan las cosas. Un periodista berlinés escribió entonces que lo que hacíamos quienes íbamos a recoger pedazos del Muro de Berlín era ‘arqueología del presente, arqueología del siglo XX’”.
Recuerda que unas 50 mil personas acudieron al museo cuando se exhibió por primera vez en la capital mexicana el retazo del muro levantado por los soviéticos el 13 de agosto de 1961 para dividir Berlín, como parte de la Guerra Fría, y que fue desmantelado por la RDA el 9 de noviembre de 1989. “Los muros siempre sirven para dividir, pero a los muros siempre terminan tirándolos”, dice el también abogado.
En mayo de 2017, Sordo Noriega subastó el fragmento del Muro, debido a que el museo en el que se encontraba en exhibición junto con un gran número de piezas recuperadas del desmoronamiento de la Unión Soviética (URSS, una casona en la calle de Tepic, cerró hace 12 años, luego de la extinción también del Centro de Estudios en Comunicación Social (CECS) que lo auspiciaba y que dirigió Sordo Noriega.
“No siento nostalgia. Las cosas deben estar libres de la injuria, del abandono, eso sí es grave. Si uno tiene algo con valor histórico para el país, mejor lo entregó a manos expertas para que se subasten y que hallen nuevos dueños, sean instituciones o coleccionistas”, afirmó Sordo Noriega a El Universal.
Caída del muro de Berlín. Habitantes de Este y Oeste de la ciudad alemana trepan a la estructura frente a La Puerta de Brandenburgo en 1989. (Foto: Shutterstock)
Así fue como esta parte del Muro de Berlín llegó al Museo Memoria y Tolerancia, ubicado en avenida Juárez. El segmento se encuentra en la entrada del recinto cultural para que todos los interesados puedan verlo sin tener que pagar boleto.
El Muro de Berlín medía en total 155 km de largo y las 360 piezas que fueron vendidas como obras de arte corresponden al tramo de Potsdamer Plaz a la Puerta de Brandenburgo.
Alemanes trepan a lo más alto del Muro de Berlín, tras la caída de la emblemática estructura que dividió a Alemania durante la Guerra Fría (Foto: AP)
Para que este segmento del Muro de Berlín en la Ciudad de México llegara al Museo Memoria y Tolerancia se tomaron varias precauciones. Como pesa tres toneladas se utilizaron tres vehículos diferentes: una grúa, un montacargas y un tráiler de caja plana. Para protegerlo, personal de conservación, de museografía y de mudanza del museo, así como elementos de seguridad pública lo envolvieron con tela de conservación, le pusieron hule para el embalaje y se construyó una estructura de metal, una de madera y tablas de espuma sin adhesivo, para trasladarlo a su nueva casa en donde desde entonces es exhibido de manera gratuita.
Fuente: www.infobae.com