La historiadora de arte española Lourdes Fernández reflexiona sobre la escultura que Cristina Iglesias realizó en la casa del faro de una isla en la costa vasca
Agencias
domingo, 20 febrero 2022 | 06:41Hondalea significa “abismo marino” o “profundidad abismal” en euskera. La escultora donostiarra Cristina Iglesias (1956) escogió este nombre para su obra más reciente, una suerte de gruta rocosa con formas rugosas por las que circula el agua dulce, ubicada dentro de la casa del faro de la isla Santa Clara en San Sebastián (País Vasco, España).
El conjunto escultórico que habita el edificio, que se encontraba en desuso desde 1968, está integrado por 54 piezas de bronce que alcanzan unas 15 toneladas de peso, y es un claro ejemplo, en opinión de la historiadora del arte española Lourdes Fernández, de “la unión de arte y naturaleza”.
En entrevista con Excélsior, la experta en arte contemporáneo detalla que Hondalea no sólo recrea los estratos geológicos del fondo marino, sino que los lleva a una casa que está en lo alto de una isla, sobre piedras; y la ficción es que el espectador cree que el agua que emerge de las grutas viene del mar, y no de un depósito subterráneo situado nueve metros por debajo de la superficie.
Foto: Iñigo Aguayo/ Cultura UNAM
"Éste es un proyecto que se conecta con la defensa de la naturaleza y de los mares y sus costas”, afirma la egresada de la Universidad de Barcelona.
"Es un espacio de reflexión donde el agua fluye con un ritmo inspirado en los cambios de las mareas y la fuerza de las olas en las cavidades marinas”, agrega.
Inaugurada en junio de 2021, tras salvar los retrasos ocasionados por la pandemia, Hondalea fue donada por Iglesias a su ciudad natal, lo que fue posible gracias a la singular gestión de recursos públicos y privados que coordinó Fernández, quien presentará este proceso en el encuentro internacional Nombrar la gestión cultural contemporánea, que mañana inaugura la UNAM.
"Es una obra en la que el viaje es una parte intrínseca”, ha dicho su autora. “Desde que sales del puerto, con el clima que es muy cambiante, eso también te afecta los sentidos, la manera de encontrarte con ella.
"El mar, la subida hasta la casa del faro, lo que ves alrededor, luego al entrar en el edificio, enfrentarte a la pieza, ensimismarte, volver a salir y regresar con esa memoria de lo que has visto. Todo es la obra”, narra en el recorrido que ofrece el gobierno vasco en su portal.
Para Fernández, “esta intervención evoca la idea del arte como refugio, como lugar de encuentro, convirtiéndolo en símbolo de la defensa de causas ecológicas”.
Destaca no sólo la comunicación entre la ciudad y el mar que propone la artista, sino “esa vista diferente de la bahía de San Sebastián desde la isla, pues ves a la ciudad de espaldas, un paisaje poco conocido”.
La casa del faro, en desuso desde 1968, fue restaurada y rescatada del olvido.
La exdirectora de la feria de arte contemporáneo ARCO señala que esta propuesta sorprendió a los vascuences, pues esperaban que Iglesias dejara su legado en la ciudad, pero ella prefirió un lugar lejano que, a través del viaje, la gente revalorara el paisaje, el mar, la flora de la isla, el puente de piedra que conduce a la casa del faro y su interior, que fue renovado y rescatado del olvido.
"Ella tiene obra en lugares públicos de todo el mundo: Brasil, Dinamarca, España, Estados Unidos, Italia, Países Bajos y Reino Unido. Y en México realizó unas esculturas submarinas en el Mar de Cortés. Esta es su primera pieza en su ciudad natal y ha sorprendido gratamente, será inolvidable”, indica.
La especialista considera que cada vez cobra mayor relevancia en el mundo este arte que busca hacer reflexionar sobre la importancia de convivir con la naturaleza, “de escuchar sus sonidos y de experimentar cómo esa presencia afecta los sentidos humanos”.
Foto: Sara Santos/ Cultura UNAM
Cristina Iglesias
La escultora y grabadora española ha realizado exposiciones e intervenciones desde los años 80. Ha representado a España en distintas bienales internacionales: Venecia, Sídney y Taipéi.