Estudio indica que durante su trayecto hacia Juárez, mujeres embarazadas se han quedado sin comer, son secuestradas o sufren tocamientos inapropiados
Hérika Martínez Prado/El Diario
lunes, 17 enero 2022 | 07:18(Segunda de dos partes)
Con una niña pequeña, embarazada de gemelos y sin dinero, Alejandra tuvo que huir con su esposo de San Pedro Sula, Honduras, al ser amenazados de muerte por un grupo criminal.
María también decidió emprender el viaje desde Guatemala hasta Estados Unidos, con dos hijos y en estado de gestación, para escapar de la violencia que ejercía su esposo sobre ella.
Ambas forman parte del estudio “Necesidades y Atención en Salud Sexual y Reproductiva de Mujeres Migrantes en México. Un estudio desde Ciudad Juárez, Chihuahua”, realizado por el Population Council México y El Colegio de la Frontera Norte (El Colef) durante 2021, que encontró que durante su trayecto hacia esta frontera, las mujeres embarazadas se han quedado sin comer, son secuestradas o sufren tocamientos inapropiados, entre otras violaciones.
El objetivo del estudio, elaborado por Lucía M. Vázquez-Quesada e Isabel Vieitez-Martínez, de Population Council México, así como por Jesús Javier Peña Muñoz, investigador del Departamento de Estudios Sociales de El Colef, es identificar las principales necesidades y el acceso a atención de salud sexual y reproductiva (SSR) de mujeres en situación migratoria irregular durante su trayecto por México y en su estancia en Ciudad Juárez.
“La maternidad y las violencias cruzan la vida, decisiones, y necesidades del total de mujeres cisgénero entrevistadas, independientemente de su estado civil o de tener una pareja. Muchas de ellas viajan con sus hijas e hijos menores de edad” Estudio
Para el estudio fueron encuestadas 266 mujeres migrantes en seis albergues de la ciudad: Pan de Vida, Esperanza Para Todos, San Matías, El Buen Samaritano, el Centro Integrador para el Migrante Leona Vicario y el gimnasio municipal “Kiki” Romero. Todas eran originarias de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Cuba, de entre 18 y 60 años de edad, el 61 por ciento de ellas entre los 26 y 45 años.
Durante su viaje por México, 15 de ellas estaban embarazadas, dos tuvieron un aborto –no se especificó si fue inducido o espontáneo, pero dijeron no haber buscado embarazarse–, nueve tuvieron el parto en el trayecto, en un lugar distinto a Ciudad Juárez; y las cuatro restantes tenían entre 10 y 42 semanas de embarazo al momento de ser encuestadas, todas por debajo de los 30 años de edad y con por lo menos un hijo.
‘Me sentía fuerte’
Con apoyo de sus familiares, Alejandra y su esposo reunieron suficiente dinero para contratar a un guía, como le llaman en Centroamérica a los traficantes de personas. El guía les dijo que todo el recorrido iba a ser en camioneta, que iba a ser fácil y que en pocos días llegarían a su destino. Pero nada fue como les prometió, narró la hondureña a los investigadores.
Ella se había preparado para el viaje con suplementos vitamínicos, pero se revisó antes de salir porque se “sentía fuerte”. “Yo me atreví a salir de mi casa y de mi país ahorita que no está tan grande mi panza, porque cualquier cosa yo me siento capaz que puedo correr y cualquier cosa; me sentía fuerte, venía con mis medicamentos como vitaminas prenatales”, relató a los investigadores.
Pero una mañana, dos paradas antes de llegar a la frontera, su hija enfermó. Tenía fiebre muy alta y llevarla a revisión a un hospital o incluso ir a una farmacia a comprar medicamento era imposible, porque el guía las tenía escondidas en un monte. Con el argumento de que las autoridades migratorias estaban cerca no les permitían salir. Lo único que Alejandra pudo hacer fue darle a su hija de las pastillas de acetaminofén que llevaba desde Honduras.
Al ver que su hija no mejoraba, Alejandra y su esposo decidieron salir del encierro al ver a un grupo de migrantes pasar corriendo. Se les unieron sin saber más, pero a los pocos metros todos fueron detenidos por hombres armados que los amenazaron con dispararles si seguían corriendo.
Después de ver cómo despojaban a otros migrantes de su dinero y teléfonos móviles y recibir golpes e insultos, Alejandra y su familia fueron escoltados de regreso con su guía.
“Yo me atreví a salir de mi casa y de mi país ahorita que no está tan grande mi panza, porque cualquier cosa yo me siento capaz que puedo correr y cualquier cosa; me sentía fuerte, venía con mis medicamentos como vitaminas prenatales” Alejandra Hondureña
Peligros durante el viaje
Encuesta aplicada a 266 mujeres migrantes de 18 a 60 años de edad
15 embarazadas durante su trayecto por México
Sin dinero ni comida
De las 15 mujeres que viajaron en gestación por México, todas dijeron haber tenido la preocupación de no tener dinero y no haber podido comer en algún momento del trayecto por no tener lo suficiente para comprar comida. El 73.3 por ciento dijo haber vivido la preocupación por no tener nada que beber; el 66.7 tuvo que dormir a la intemperie; el 80 por ciento recibió humillaciones o expresiones de rechazo, y el 86.7 sufrió amenazas o intimidación.
El 60 por ciento dijo haber sido víctimas de violencia física en su viaje; el 40 por ciento de ellas fueron tocadas de manera inapropiada; al 53.3 le robaron alguna de sus pertenencias, el 33.3 fue secuestrada y al 6.7 por ciento la obligaron a consumir drogas o alcohol durante su viaje a Estados Unidos.
“¿Qué hace que una mujer decida salir con sus hijos e hijas de su lugar de origen para recorrer una de las rutas migratorias más peligrosas y extenuantes del mundo en su camino hacia Estados Unidos? Se identifican tres tipos de razones de migración: violencia de género, crimen y delincuencia, y problemas económicos. En conjunto, salir de su lugar de origen con la intención de llegar a Estados Unidos representa una huida y la oportunidad de encontrar lo que en sus países no han podido”, destacan los investigadores de Population Council y El Colef.
Todas las razones expresadas por las mujeres entrevistadas involucran escapar de algún tipo de violencia. La violencia de género es perpetrada por sus parejas o en el espacio público. Describen una situación en la que ser mujer en su lugar de origen implica vivir en un estado de inseguridad y zozobra. Aunado a esto, buscan encontrar un lugar con mejores oportunidades de desarrollo para sus hijos e hijas, lejos del asedio de las pandillas y con expectativas de mejores oportunidades de desarrollo económico.
Para el 40.2 por ciento de las encuestadas, el tiempo que les tomó en llegar a Ciudad Juárez desde que salieron de su lugar de origen fue de 15 o menos días, mientras que para el 14.8 por ciento, el trayecto duró más de dos meses.
Antes de iniciar su viaje, 102 de las mujeres encuestadas se colocaron algún método anticonceptivo. En total mencionaron seis tipos, pero los más utilizados fueron las inyecciones, por el 55.6 por ciento de ellas. Sin embargo, el 2.2 por ciento aseguró que el método elegido funcionó.
El 41.9 por ciento dijo que no se colocó algún método porque no pensó en eso; al 7.2 por ciento no le dio tiempo; el 16.5 dijo no tener pareja; el 2.0 no lo hizo por motivos religiosos; el 2.6, porque su pareja no estaba de acuerdo; el 2.6, por desconocimiento de los métodos o dónde obtenerlos; y el 28.8 por ciento, por otros motivos, como que le hacen daño, no querían prevenir un embarazo, están operadas, ya no pueden tener hijos o ya están embarazadas.
Con respecto a los cuidados del embarazo, tres mujeres no buscaron la atención en servicios públicos de salud por falta de dinero o por no saber a dónde ir. Dos de ellas se atendieron en consultorios adyacentes a farmacias.
Al ser entrevistada, Alejandra tenía 16 semanas de gestación y ya había recibido atención en Ciudad Juárez en un centro de salud con un especialista en ginecología, donde consideró que la trataron “bien”. Dijo que la atención que recibió fue mejor que en su embarazo anterior en su país de origen, debido a que los horarios de atención son más flexibles y los tiempos de espera más cortos.
“En Honduras tienes que sacar lugar a las cuatro de la mañana y sólo agarran 30 personas y si te tocó bien y si no, también. Aquí es mucho mejor cómo estás, cómo te tratan, cómo… o sea, todo”, relató.
El trayecto por México es el período más complejo para atender las necesidades de SSR de las mujeres que deciden migrar desde sus países hacia Estados Unidos, destaca el estudio.
Al ser encuestada, María no se había checado en Ciudad Juárez. Tampoco lo hizo en el trayecto. Para ese entonces, tenía seis meses sin haberse revisado con algún especialista. Dijo querer esperar hasta llegar a Estados Unidos con su hermano para buscar atención. Incluso no ha pedido apoyo para atender su embarazo en el albergue donde se encuentra.
“La maternidad y las violencias cruzan la vida, decisiones, y necesidades del total de mujeres cisgénero entrevistadas, independientemente de su estado civil o de tener una pareja. Muchas de ellas viajan con sus hijas e hijos menores de edad”, destaca el estudio, que concluye con la necesidad del cuidado de la salud menstrual de las migrantes, la prevención de gestación, el cuidado del embarazo o de la opción de interrumpirlo.
Refugio en Juárez
Ubicadas en 6 albergues
• Pan de Vida
• Esperanza Para Todos
• San Matías
• El Buen Samaritano
• Centro Integrador para el Migrante Leona Vicario
• Gimnasio municipal “Kiki” Romero
País de origen
• Guatemala
• El Salvador
• Honduras
• Nicaragua
• Cuba
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