En lo que va del año, las corporaciones policiacas han incautado más de 176 mil unidades de fentanilo
Luz del Carmen Sosa / El Diario de Juárez
jueves, 29 septiembre 2022 | 07:20Ciudad Juárez.- Entre enero y septiembre del año curso, las corporaciones policiacas han incautado más de 176 mil unidades de fentanilo, droga sintética que tiene un costo en el mercado negro superior a los 3.5 millones de dólares.
La Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) informó que hasta septiembre de este año habían retirado de las calles 90 mil 238 unidades de fentanilo, mientras que la Fiscalía de Distrito Norte incautó, en ese mismo período, 86 mil 525 pastillas, además de 3.23 kilogramos del opioide sintético.
Al igual que ocurrió con la metanfetamina, el auge del consumo de fentanilo en Estados Unidos mantiene a Juárez como uno de los puertos de cruce del opioide sintético y esto ya trajo consigo el consumo –aún en pequeñas dosis– de la droga, informaron autoridades policiacas.
“Hay un pequeño consumo aquí, esta droga en su mayoría ha sido traída a esta frontera para internarla a Estados Unidos, pero sí hemos detectado algunas personas con pequeñas dosis”, dijo ayer César Omar Muñoz Morales.
Esta situación ya la había advertido en abril José Andrés Sumano Rodríguez, investigador del Departamento de Estudios Culturales en El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), quien expuso que la demanda del fentanilo cambió de manera importante el negocio del narcotráfico en México, así como sus dinámicas y organización.
Expuso que las rutas tradicionales de tráfico de cocaína y heroína hacia los Estados Unidos se han vuelto menos atractivas debido al auge de los opioides y drogas sintéticas.
“El fentanilo se produce cada vez más en México por la rentabilidad de esta droga, por lo cual los grupos del narcotráfico han cambiado su enfoque hacia dicha droga; debido a que su producción no está sujeta a ciclos agrícolas, no requiere grandes porciones de tierra, es más fácil de ocultar (al realizarse en laboratorios) y una distribución más discreta”.
En la ciudad, las pastillas azules se comercializan entre los 20 a 25 dólares la unidad. Una pastilla puede ser mezclada con cocaína o heroína y puede ocasionar sobredosis la primera que se utilice la mezcla, según indicaron autoridades sanitarias.
Y mientras el Observatorio Mexicano de Drogas registró en 2018 una demanda muy baja de tratamientos por adicciones a opiáceos y fármacos opioides en los estados fronterizos de Baja California, Chihuahua y Sonora, esta tendencia empieza a cambiar.
El estudio presentado por el Observatorio refería que el uso de fentanilo fue uno de los elementos importantes en el estudio, por lo que se preguntó a los operadores de los centros de atención a las adicciones por el número de ingresos debidos al consumo de esta sustancia. En la mayoría de los casos los operadores consideran que no existían ingresos por fentanilo y, de haberlos, no rebasan el 10 por ciento de la demanda general.
En el contexto de las acciones de las OSC de Reducción de Daños, en Tijuana los operadores de Prevencasa confirmaron que en ese año ya existía el uso de fentanilo y dos años después se ha disparado.
Juárez ya registra el primer deceso y al menos una decena de casos de intoxicación, detectables por los problemas respiratorios que presentan los pacientes atendidos por los técnicos en urgencias médicas de Cruz Roja y Rescate Municipal, explicaron los paramédicos entrevistados.
Sumano Rodríguez expone que, independientemente del problema de salud, las ciudades ubicadas en el norte de México, cerca del pacífico, han entrado dentro de las dinámicas de los grupos criminales y que, en algunos casos, han aumentado los niveles de violencia, dado que el narcotráfico no se ha enfocado solamente en la producción y tráfico del fentanilo, sino que ha crecido en otras esferas e incluso acrecentado en actividades como el tráfico de personas o el cobro de rentas a negocios”, expuso.
El investigador del Colef apunta que “para atender la crisis del fentanilo se debe hacer una estrategia entre Estados Unidos y México, en donde se cambie la narrativa, que debe ser la crisis de los opioides, del país vecino, como un tema de salud pública y no como parte de un enfoque punitivo”.