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Instala Federación la Comisión de la Verdad, en la que participan familiares y sobrevivientes de quienes formaron parte de la llamada ‘Guerra Sucia’
Alejandra Gómez
El Diario de Juárez
Ciudad Juárez— En febrero de 1978 llegó un mensaje anónimo a la familia Galarza: “Leticia cayó”. En la intersección de las calles Oriente 103 y Norte 94, de la colonia Gertrudis Sánchez, en la Ciudad de México, Leticia Galarza, miembro de la Liga Comunista 23 de Septiembre, fue víctima de desaparición forzada por el grupo paramilitar Brigada Blanca. La noticia llegó un mes después a Ciudad Juárez.
Tan sólo unos meses antes, en agosto de 1977, su madre, Josefina Campos, y su hermano Francisco Javier Galarza fueron secuestrados y torturados por tres días. El Estado mexicano buscaba información sobre el paradero de Leticia, a quien se acusaba de supuestos actos de terrorismo, asaltos bancarios y asesinato de agentes de la Policía, de acuerdo con expedientes resguardados en el Archivo General de la Nación, a los que su familia tuvo acceso en el 2005.
A más de cinco décadas de la llamada “Guerra Sucia”, el actual Gobierno federal emprendió la instalación de la Comisión de la Verdad, en la que participan familiares y sobrevivientes de quienes formaron parte de los movimientos de oposición política en contra del Estado mexicano y que fueron reprimidos por medio de desapariciones, secuestros, torturas y asesinatos.
“Tenemos la esperanza de que tenga resultados favorables para responder por nuestros detenidos desaparecidos, dónde están, quiénes son los culpables, que se lleve a juicio a los responsables y que exista la reparación integral, en la cual el presidente se comprometió a no escatimar esfuerzos ni recursos para que esto se resuelva mucho antes de que termine su mandato”, dijo Judith Galarza, hermana de Leticia, quien trabajó en la conformación de la Comisión de la Verdad.
Es la primera ocasión en que un Gobierno permite la participación de las organizaciones para crear políticas de búsqueda: en 1990, Carlos Salinas de Gortari creó la Comisión Nacional de Derechos Humanos para hacer frente a los abusos de las autoridades policiacas, pero contó con la participación de “un grupo de presuntos desaparecidos”, denunció Judith; además, Vicente Fox impulsó la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado, que desapareció Felipe Calderón.
Judith Galarza forma parte de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos, que se fundó en enero de 1981 y enseñó a sus miembros que la desaparición forzada consiste en el secuestro por parte de agentes del Estado a grupos organizados que actúan con el apoyo o la tolerancia del Gobierno, pero las autoridades no aceptan la responsabilidad ni dan cuenta de lo sucedido; además, los mecanismos jurídicos quedan inoperantes, por lo que se crea un estado de incertidumbre en la familia y en la sociedad.
Eso fue lo que sucedió con Leticia y su familia. Leticia se unió a la Liga Comunista 23 de Septiembre cuando estudiaba en la Escuela Secundaria para Trabajadores. “Sabíamos que andaba metida en algo, pero no sabíamos en qué”, contó Judith. En aquel entonces vivía en una casa de la colonia Barrio Alto, donde se reunía con otros miembros de la Liga, pero con el tiempo tuvo que esconderse para protegerse a ella y a quienes amaba. La Brigada Blanca la buscaba por la ciudad.
En agosto de 1977, el grupo paramilitar arribó a la casa en que residía su familia, en la calle Mimas de la colonia Satélite, luego de haber encontrado correspondencia de Leticia en una casa de seguridad de la Liga. Fue así como, a la medianoche, un grupo de hombres armados se llevó a su madre, Josefina Campos, y a su hermano Francisco Javier Galarza, luego de que unas horas antes había secuestrado a su hermana Patricia Galarza. A los tres los torturó en una casa ubicada entre Juan de la Barrera y Vicente Guerrero en busca de Leticia, de quien hasta el momento se desconoce su paradero.
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