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Internacional

Pelean Egipto y Etiopía agua del Nilo

Por construcción de enorme presa en el Nilo, Etiopía y Egipto discuten por el flujo del agua, pero las negociaciones están estancadas

Reforma

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lunes, 07 octubre 2019 | 10:14

Ciudad de México.- Etiopía comenzó a construir en 2011 la Gran Presa del Renacimiento Etíope, la mayor del continente, en el curso del Nilo Azul, uno de los brazos de agua que forman el río Nilo.

Es uno de los proyectos más ambiciosos que se desarrollan en África, pero su camino está sembrado de peligros.

Sin embargo, Egipto considera que esta iniciativa, tal como la prevé Adis Abeba, le puede provocar devastadores perjuicios económicos, por lo que se opone rotundamente.

Representantes de ambos países y de Sudán se reunieron este fin de semana para negociar, sin embargo no pudieron resolver sus diferencias.

La iniciativa es faraónica. El coste se eleva a unos 4 mil millones de euros que aportan la propia Etiopía, con gran esfuerzo, y China, que sufraga el 30 por ciento a través de sus entidades bancarias.

Cuando esté terminada, la presa podrá almacenar unos 70 mil millones de metros cúbicos.

La idea es generar algo más de 6 mil megavatios de electricidad gracias a una planta hidroeléctrica, lo que contribuiría de manera decisiva a cubrir el gasto energético de un país de más de 100 millones de habitantes y en pleno crecimiento demográfico.

Para Adis Abeba se ha convertido en una cuestión de orgullo nacional y hasta los funcionarios han aceptado una reducción de su salario para financiarla.

Egipto lo ve de una manera muy diferente. El Presidente Al Sisi asegura que es una cuestión de vida o muerte para su país.

Según sus cálculos, la reducción de tan solo un 2 por ciento del agua del Nilo provocaría una catástrofe en su economía, que depende en buena medida de la agricultura en torno al río, y la pérdida de su medio de vida para unas 200 mil familias.

El Nilo Azul aporta el 60 por ciento del agua que llega a Egipto.

Pese a la oposición egipcia, la obra, adjudicada a una empresa italiana, Salini Costruttori, sigue adelante y se espera que comience a funcionar en 2020.

Sudán, el tercer país implicado, la ve con buenos ojos porque podría beneficiarse de la energía producida.

A mediados de septiembre, representantes de los tres Estados se sentaron a negociar, tras más de un año de bloqueo debido a la inestabilidad política sudanesa.

Este parón ha generado una enorme inquietud en El Cairo, que ve cómo el proyecto avanza sin que se haya alcanzado un acuerdo.

Etiopía y Egipto han puesto sendas propuestas sobre la mesa, pero cada uno ha rechazado la del otro. La principal diferencia estriba en el flujo anual de agua que Etiopía debería permitir que siga río abajo para abastecer a Egipto.

La reunión acabó como empezó.

A principios de este año, el International Crisis Group alertó en un informe sobre el riesgo de crisis regional si la presa comenzaba a operar sin que todas las partes alcanzaran un acuerdo.

En 2013 se filtraron unas declaraciones de políticos egipcios en las que planteaban la posibilidad de un sabotaje o incluso de bombardear la presa, en palabras del entonces Presidente Morsi, pero dos años más tarde, ya con Al Sisi en el poder, no tuvieron más remedio que participar en las negociaciones.

Con sus 145 metros de altura y mil 800 de longitud, este dique va a crear un lago de 247 kilómetros con capacidad para almacenar 67 mil millones de metros cúbicos.

Egipto, que también tiene 100 millones de habitantes pero prevé doblar esta cifra en 2060, exige que el ritmo de llenado de la presa se ralentice para que el impacto sea menor y que el río mantenga su "flujo natural".

Etiopía, sin embargo, pretende amortizar el gasto lo más rápido posible.

"No existe flujo natural en la cuenca del Nilo", aseguró recientemente Gedion Asfaw, asesor del Ministerio de Aguas de Etiopía.

La pugna por las aguas del Nilo se acentúa con el impresionante crecimiento demográfico de ambos países y las necesidades básicas que traen aparejadas.

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