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El egoísmo es la peor inversión en la vida: arzobispo

El arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann, ofició la homilía dominical

Juan Carlos Núñez / El Diario

lunes, 26 septiembre 2022 | 19:13

El arzobispo de Chihuahua, Constancio Miranda Weckmann, ofició ayer la homilía dominical en la Catedral capitalina, donde reflexionó que el egoísmo es una de las peores inversiones del tiempo, ya que lo importante es abrir el corazón hacia los demás, a vivir en oración y seguir las enseñanzas de amor de Jesucristo.

La misa fue de manera presencial con medidas sanitarias para evitar contagios por Coronavirus (Covd-19), con uso de cubrebocas, sana distancia, aplicación de gel antibacterial, así como la transmisión fue vía virtual por el perfil de Facebook de Notidiócesis.

“Cuanta gente tiene metas de egoísmo, de tener más bienes, de tener una figura excepcional, pero nunca tienen tiempo para convivir con su familia, con los demás, de hacer un favor, de orar. Prefieren negocios, antro, gimnasio, pero nunca pueden dar dinero para algo caritativo, pero sí para divertirse. Esta gente se arriesga después de un gozo fugaz, a ser infeliz en la vida eterna, en el castigo”, manifestó el obispo en su mensaje.

Lo anterior, lo basó en el evangelio según San Lucas, el cual dice textualmente lo siguiente: “En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba cada día.

Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que caía de la mesa del rico.

Y hasta los perros venían y le lamían las llagas.

Sucedió que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham.

Murió también el rico y fue enterrado. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno, y gritando, dijo: Padre Abraham, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.

Pero Abraham le dijo: Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso ahora él es aquí consolado, mientras que tú eres atormentado.

Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que los que quieran cruzar desde aquí hacia vosotros no puedan hacerlo, ni tampoco pasar de ahí hasta nosotros.

Él dijo: Te ruego, entonces, padre, que le mandes a casa de mi padre, pues tengo cinco hermanos: que les dé testimonio de estas cosas, no sea que también ellos vengan a este lugar de tormento.

Abrahán le dice: Tienen a Moisés y a los profetas: que los escuchen.

Pero él le dijo: No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a ellos, se arrepentirán.

Abrahán le dijo: Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no se convencerán ni aunque resucite un muerto”.

jnunez@diarioch.com.mx