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Existe poca esperanza de que este espacio pueda regresar a sus tiempos de gloria
Juan Carlos Núñez/El Diario
miércoles, 25 marzo 2020 | 16:42Este año se cumplirán 55 años desde que la Plaza de Toros “La Esperanza” abrió sus puertas para convertirse en un referente a nivel nacional de la tauromaquia y se proyectaba como uno de los inmuebles más sólidos por la gran cantidad de fanáticos y gustosos de la fiesta brava en Chihuahua y en México.
No obstante, hoy representa soledad y aunque el mantenimiento como pintura, cortar la hierba y mantener limpio el lugar da buen aspecto, existe poca esperanza de que este espacio pueda regresar a los tiempos en que representaba la grandeza de Chihuahua en esta tradición taurina.
La plaza fue construida por José Martínez del Río y José Carti, inaugurada en 1965, con un cartel conformado por Jaime Bravo, Antonio del Olivar y Jaime Rangel, con toros de Conejo Chico. Fue Olivar quien cortó las dos primeras orejas en este recinto.
A diferencia de otras plazas, esta fue la primera de gran tamaño. Siglos atrás las más importantes estuvieron en la esquina de la avenida Independencia y Libertad; otra, en donde ahora está el llamado Parque Vallina en Paseo Bolívar, entre Cuarta y Sexta, por lo que fue toda una sensación.
Uno de los primeros coso fue de cantera y adobe, y por ahí desfilaron toreros como Lino Zamora, Ponciano Díaz, el español Mazzantinito y Antonio Rivas a inicios del siglo XIX, sin embargo la vida era complicada ya que siempre esperaban no toparse con apaches que los amenazaran, porque en aquella época era común los ataques de indios.
Este coso fue demolido en1938. No fue sino hasta en 1970, cuando el chihuahuense, Tomás Valles, quien era pilar de una dinastía de empresarios taurinos, obtuvo en compra esta plaza, que posteriormente también fue empresario y socio de la Plaza Monumental México, que aún continúa en funciones.
Como dato adicional, los historiadores remontan que la primera corrida de toros en Chihuahua se realizó en 1717 donde actualmente se encuentra Plaza de Armas en el Centro de la ciudad.
Entre los toreros de mayor popularidad que pisaron el ruedo de la plaza chihuahuense destacaron Eloy Cavazos, Oscar San Román, el rejoneador español, Pablo Hermoso de Mendoza, así como el ídolo local y uno de los toreros mexicanos con mayor cartel actualmente Antonio García “el Chihuahua”, por poner algunos ejemplos.
Sin embargo, no sólo ha sido sede de la fiesta brava, sino también para eventos masivos como conciertos, congresos religiosos, actividades altruistas y fomento al arte. Debido a las leyes de protección de animales y las manifestaciones ecologistas y promoción de degradar la tauromaquia, espacios como esta plaza han dejado de brillar para convertirse en un lugar por el que simplemente pasan las nuevas generaciones con la pregunta si alguna vez hubo algo importante y si habrá.
Desde sus inicios, cada semana había carteles con novilleros y toreros; esto disminuyó con el tiempo para eventos más alejados de tiempo e incluso meses. Luego hasta dos por año. Incluso fue hace casi una década desde que tuvo una asistencia considerable para la tauromaquia en un evento masivo.
Para poder salvar esta actividad, que se remonta a siglos atrás, importante derrama económica, familias de tradición, varios grupos de aficionados, han solicitado que la corrida de toros se declara patrimonio cultural.
No obstante, a pesar de las intenciones con argumentos válidos, han mencionado que las autoridades han jugado a doble moral para obtener simpatía, sin importar que prohibir este tipo de eventos, también es violatorio a los derechos humanos, especialmente de libertad.
Mientras continúan las disputas, espacios tan icónicos como “La Esperanza” a un se encuentra de pie y con la esperanza de volver a brillar como en aquellas épocas.
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