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Opinion

-La Regina, entre masacres y clausuras

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GPS Columna

jueves, 16 noviembre 2023 | 05:00

-Inocultable cisma panista en Delicias

-Total, el abandono federal por la sequía

En junio pasado, un guardia privado del bar La Regina les negó la entrada a elementos de Seguridad Pública Municipal y Gobernación para una revisión habitual, como si su trabajo fuera impedir la labor de la autoridad y no garantizar la tranquilidad de la clientela.

Terminó detenido el vigilante, no podía ser de otra forma, y el lugar fue sancionado con una clausura temporal en lo que demostraba su operación sin irregularidades como ésta.

El registro de Gobernación Municipal, llevado de manera puntual por su titular, Pedro Oliva, fue engrosado con otra clausura ayer a consecuencia del ataque a balazos por parte de un hombre que, supuestamente ebrio e intransigente, fue sacado del lugar y respondió con su escuadra, dándole vuelo al dedo a donde pudo apuntar.

En el lugar quedaron gravemente heridos tres hombres por los disparos a quemarropa. Ahí no hubo autoridad alguna ni guardia privado que pudiera neutralizar o detener al agresor, quien pudo perderse con la tranquilidad de que su pistola .45 seguramente no será rastreada ni localizada.

Hubo la llegada de una célula de la Base de Operaciones Interinstitucional (BOI) a los pocos minutos para atender el reporte por disparos en el establecimiento y empezaron a sistematizar de inmediato la información videocámaras y testimonios de clientes.

El hecho revivió en los vecinos del bar la masacre de 2008, el año de la más violenta confrontación entre los todavía nacientes grupos de La Línea y la Gente Nueva.

En aquel lejano nueve de octubre, al filo de la medianoche, un grupo armado mató a 11 personas, entre ellos el compañero periodista David García Monroy que ni la debía y menos la temía, igual que la mayoría de las víctimas pues, como a veces ocurre, los delincuentes iban por dos y arrasaron con todos.

La madrugada de ayer también fueron balazos y el ruido de las sirenas lo que mantuvo en la zozobra a los habitantes de la colonia alrededor del bar, habituados, pero no resignados al ruido excesivo de La Regina, más no a los balazos ni a otros problemas, como las riñas, que son frecuentes en el lugar.

En este mismo año, el lugar también ha tenido quejas por la música con volumen excesivo, como suele ocurrir con bares y cantinas que tienen licencia de funcionamiento en zonas habitacionales.

Tiene en sus manos la autoridad un reto importante qué atender porque el antro comienza a generar la idea de que no hay quién lo meta al orden, si después de cada clausura vuelve a abrir tan campante y listo para el siguiente problema. 

Parece que el negocio da para pagar las multas y algo más; raro en un bar considerado literalmente de mala muerte mientras, por ejemplo, la Hacienda fue cerrada para siempre por menos que las mismas razones.

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La pelea interna del PAN en Delicias ha rebasado a la dirigencia municipal que encabeza David Gallegos. Al menos dos de los múltiples grupos azules comenzaron en estos días a deslizar la posibilidad de desconocerlo por una aparente falta de neutralidad en la conducción del partido.

Mientras desde la dirigencia estatal hacían esfuerzos por planchar candidaturas, básicamente con la reelección de los cuadros tal como están a la fecha, con el alcalde Jesús Valenciano a la cabeza, desde el propio partido a nivel local han alentado los petardazos para cambiar la baraja.

A estas alturas es inocultable que las facciones internas optaron por atacarse mutuamente, lo que ha sido bien aprovechado por el PRI para, desde la dirigencia estatal, alentar una mejor repartición de candidaturas para los tricolores en la posible alianza opositora a nivel local.

El juego abierto por los grupos internos llevó a que el tricolor volteara a esa plaza para exigir al menos una buena posición con posibilidades de triunfo, como pueden ser la alcaldía con buen número de regidurías, la sindicatura, la diputación local o la federal del quinto distrito.

En vista de que es imposible reconciliar liderazgos panistas, el mismo partido ha sido debilitado y más con una dirigencia local que parece obedecer a una de las partes, dándole apoyo, gente y demás recursos para hacerla crecer, siempre con el disfrazado y simulado discurso de la unidad.

Dicha política no ha fortalecido ni al exalcalde y diputado federal Eliseo Compeán, menos a Valenciano y tampoco a Mario Mata, director de la Junta Central de Agua y Saneamiento, cuyo junior, regidor del ayuntamiento del mismo nombre, es también factor en la guerrilla por candidaturas.

Si el PRI, que es aliado opositor, encontró la forma de colarse en las rendijas de dicha pugna, qué podrán hacer los morenistas si, como ya es una realidad, le están apostando con todo a esa región del estado.

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Ni el famoso y desaparecido Fondo de Desastres Naturales (Fonden) ni el seguro contra la sequía de lo que era la Sagarpa (hoy Sader, Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural), existen ahora para respaldar a los pequeños productores agropecuarios que viven una de las peores condiciones de falta de producción en Chihuahua.

Sin los datos duros de las implicaciones sociales y económicas, es del dominio público que la administración de Andrés Manuel López Obrador retiró por completo algunos programas de coinversión con el Gobierno del Estado desde hace tiempo.

Como en todos los rubros, la política de desarrollo rural está limitada al asistencialismo y al clientelismo electoral, y aunque son importantes los apoyos directos a través de programas sociales, becas u otros, no alcanzan para enfrentar la grave situación actual por falta de producción básica del campo.

Esto es en el renglón de los pequeños productores, de los que viven de sembrar y vender lo que producen en unas cuantas hectáreas o incluso sólo para autoconsumo.

A esos se les ha dejado abandonados totalmente, sin ningún programa especial que les permita enfrentar contingencias como las que produce la sequía atípica y mortal en esta parte del país.

De este tamaño es el reto que enfrenta la Secretaría de Desarrollo Rural Estatal, al mando de Mauro Parada, quien todavía no ha reportado la aplicación de recursos del seguro extraordinario para la sequía, contratado únicamente por el Gobierno del Estado para la atención de unas 100 mil hectáreas que no produjeron este año.

Al abandono federal total por la sequía no debe sumarse una actitud igual de indolente de la parte estatal. La declaratoria de emergencia local en los 67 municipios debe tener atención inmediata de todas las dependencias, pero hasta ahora sólo el DIF y la Secretaría de Desarrollo Humano y Bien Común han reportado medidas en marcha.

En las grandes zonas urbanas no es visto el problema de la sequía en su dimensión entera, como causante de hambre, desnutrición y muerte. No por eso debe dejarse de lado.

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