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GPS / Columna
jueves, 08 octubre 2020 | 20:53-Siguen de a peso los trancazos Loera-Palacio
-Siete regidores buscan dar el brinco
Se había presentado Javier Corral ante el Congreso del Estado durante cuatro años sólo para actos protocolarios de color rosa. El de ayer fue uno más.
Cero debate de fondo. Tres horas casi perdidas. Fue una comparecencia a modo de un gobernador que se queda solo con su discurso de víctima ante los desaciertos suyos en el manejo del problema del agua.
Debió llevar a presidentes de módulos de riego para tratar de generar percepción de que es él quien lidera la solución del problema. Nada más alejado de la realidad. Es un elemento de discordia. Ahora la federación hasta impide el uso del agua de acequias para riego, con presencia de la Guardia Nacional.
Una comparecencia para el olvido. Se dedicó a leer dos epístolas enviadas al Presidente, una de ellas no oficial a través de Marcelo Ebrard. Nada nuevo, más que envolver al Congreso en sus apetitos electorales.
Tibio a más no poder, discurso plano y de todos conocido. Tuvo que prestarle tamaños la legisladora Georgina Bujanda, en un mensaje que defendiera realmente el sentir de los agricultores, incluida la manipulación de las indagaciones por el homicidio de Jessica cerca de Meoqui y las lesiones contra Isabella en Gómez Farías.
En el caso de Morena, no podía esperarse menos.
Deberá forzosamente iniciarse una indagación acerca del pronunciamiento de Miguel Ángel Colunga en el Congreso durante la comparecencia del gobernador.
Nada en el discurso del tono fuerte con el cual se le ha llamado la atención a Corral desde el ámbito federal.
Fue un posicionamiento de bajo nivel, entregado de antemano. Difícil convencer que no hay arreglo entre la fracción morenista en el Congreso y el mismo Corral. El reclamo de Fernando Álvarez Monge fue simple lloriqueo, en la réplica del PAN, en contra de Colunga.
Todos los números presentados por el gobernador no son más que pan con lo mismo. Información que ocultó por mil quinientos días. Las cartas exhibidas son prueba del romance vivido durante meses en el tema del agua y que terminó descubierto ante la irritación de los productores de la zona centro sur, que se sintieron traicionados.
El vacío del PRI en la tribuna fue llenado hábilmente con Jesús Velázquez, una pieza cómoda de Palacio, para redondear un espectáculo ad hoc, con el cual pretender lavarse las manos.
¿Omar Bazán en el enjuague con la ausencia? Eso dio a entender.
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Están de a peso los trancazos entre Juan Carlos Loera y la administración del nuevo amanecer. El folleto que circula con las mentiras de gobierno estatal en el tema del agua causó urticaria.
Presenta en dichos libelos la Secretaría del Bienestar donde despacha Loera, el punto de vista federal, la trama del huachicol del agua y la componenda política PRI-PAN, que se ha vendido como argumento para acusar un complot.
Ayer de nuevo Corral se dejó ir por este motivo en la yugular del funcionario federal, como lo tiene haciendo desde hace días y semanas.
La imagen que mostramos en versión digital es de la última gira del presidente donde Corral sí estuvo invitado.
De aquellos días ya no existe nada. Sonrientes los tres, López Obrador, Loera y Corral, bromeaban muy contentos. La sonrisa de oreja a oreja hoy está desdibujada.
Precisamente. El que le mandó un mensaje al gobierno corralista fue el subsecretario de Seguridad Ciudadana Federal, Ricardo Mejía Berdeja, con una fotografía de la reunión de seguridad sostenida por autoridades federales en instalaciones de la Quinta Zona Militar.
“El@Gobierno MX responde con hechos a su compromiso con la seguridad pública”, dice como título la imagen.
En ella aparecen los mandos militares y civiles en Chihuahua, Fernando Avitia, el secretario técnico, en reunión tempranera de trabajo. El objeto de la discordia, Juan Carlos Loera, no aparece por ningún lado en la foto. Ha de estarse carcajeando aún.
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Entre seis y ocho semanas son las que restan para que quienes deseen aspirar a cargos de elección popular en 2021 se retiren de sus puestos con licencia.
En el caso del ayuntamiento de Chihuahua son más de la mitad de los regidores de la fracción mayoritaria, la panista, los que quieren lanzarse a buscar una liana que los lleve al Congreso del Estado.
Siete ediles de 11 son los que han manifestado abiertamente o en privado que van a buscar alguno de los distritos. Tienen preferencia por los locales, dado que los federales son más extensos y ya los tienen en la mira los actuales diputados para reelegirse o están competidos por los legisladores estatales.
Por eso no es casualidad que, como nunca, los regidores hayan decidido publicitarse en espectaculares o retomar reuniones vecinales, con cualquier pretexto. Usan desde supuestos informes de resultados hasta entregas de apoyos por la pandemia.
Los acelerados son Juan José Abdo, Mónica Borruel, Alfredo Chávez, Laura Contreras, Carlos “Churlee” Orozco, Javier Sánchez Herrera y Luis “Tomatito” Terrazas Fraga. Todos son del establo de la alcaldesa Maru Campos, salvo la hija del exalcalde Carlos Borruel, que ha decidido jugar en una pista separada por razones más que obvias.
El caso es que ven en la capital como un islote azul, totalmente azul, que no ha sido rebasado por la ola morena que arrasó en 2018 y que al menos en la ciudad no ha podido avanzar como en otras latitudes. Ven distritos competitivos para Acción Nacional, pues, por eso tanto interés.
Seguramente no podrán los siete irse a la aventura electoral, dado que habrá negociaciones previas dentro del mismo partido. Por eso tan anticipados a ganar el jalón.