Opinion

-Una aplanadora sui generis arrasa en Salud

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GPS/ Columna

miércoles, 13 marzo 2019 | 02:21

-Vacunas vs la influenza y el ojo al macho

-El anciano golpeado por iracundo chofer

-No es buen orador pero habla con el corazón

La operación para sacar el proyecto de Pablo Serna y conseguir la reelección  en el Sindicato de Salud fue todo un éxito, si no se cuenta que el proceso de elección estuvo lleno de reclamos y denuncias por acoso, trampas, fraudes y demás prácticas tradicionales del charrismo sindical.

Serna obtuvo una ventaja de más de mil votos sobre sus competidores, los doctores Verónica Castañeda y Adalberto de los Ríos, resultado que habrá de validarse durante el transcurso del día de hoy, pues se esperaban números formales hasta la madrugada.

Pero manchó el proceso la actuación del dirigente y su equipo de operadores, que derivó en denuncias por amenazas para votar por la reelección. Sus aliados de la Secretaría de Salud propanistas validaron la máxima de un malo por conocido que un bueno por conocer. Priista negociado el reelecto.

Las quejas estuvieron a la orden del día por el desaseo en la operación sindical, pero no hubo quién le hiciera frente en serio a la aplanadora en la que fue montado Serna Molina, quien deberá ocupar parte del tiempo en cicatrizar heridas, levantar lesionados y enterrar los muertos que dejó a su paso, si no quiere un periodo de inestabilidad política.

En los hospitales, los trabajadores sindicalizados lo único que hicieron fue validar una elección ya cantada desde antes, la un sindicalismo que no cambia, que protege el interés del patrón por encima de la gran deuda que tiene con sus empleados de base, no se diga con los miles de colaboradores precarios y no regularizados, que son una segunda clase sin prestaciones y menores salarios.

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Como para taparle el ojo al macho, la Secretaria de Salud desplegó un operativo de vacunas en contra de la influenza H1N1, en súper mercados y centros de reunión pública.

Sin embargo, el daño estaba hecho, y nadie había dicho nada dentro de la institución estatal, responsable en la entidad de cuidar la salud de los chihuahuenses.

Hasta la fecha, de octubre al día de hoy, son casi doscientos cincuenta los casos de la enfermedad detectados, 27 de los cuales son personas que perdieron la vida.

Niños, mujeres y hombres en edad avanzada fueron principalmente las victimas fatales, todas ellas infortunadas por la ausencia de oportuna detección de la enfermedad.

Son cuatro meses y medio en los cuales las diferentes áreas de salud debieron actuar alertando a la población acerca de los cuidados necesarios.

Fiebre alta, dolor en la cabeza y escurrimiento nasal seco, son los síntomas determinantes, sobre los cuales no existe ni existió difusión adecuada.

Todo a medias. Las campañas tímidas de protección y alerta no fueron suficientes, hasta que esta semana debieron salir a dar la cara para informar de brotes en escuelas.

No se ha escapado de la memoria de los chihuahuenses la situación desastrosa que se enfrentó hace diez años, con una pandemia de influenza que entró al país, entre otros accesos, por Juárez.

Debe la autoridad inmediatamente tomar cartas en el asunto y enfrentar el problema con medidas remediales. La suspensión de clases en algunas de las escuelas con cuatro o cinco casos es una buena medida.

Pero lo importante es informar a los padres de familia de dichas escuelas acerca del problema y no esconderlo por temor a hacer un escándalo, cuando es obvio y a todas luces indispensable asumir las acciones que sean necesarias.

Tuvo que ser el responsable de epidemiologia, el doctor Gumaro Barrios, el que enfrentó a la prensa, solo, sin ningún otro directivo de la institución, como minimizando indebidamente el asunto.

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Imposible soltar el asunto de la salud en un entorno donde hay un desabasto grave de medicamentos en los hospitales oficiales que maneja el Estado.

Lo de las lonas que colocaron empleados del Instituto Chihuahuense de Salud en diversas vialidades, evidenciando este problema, no es más que la reiteración de lo que ya sabíamos.

El gobernador Corral va a México a gestionar recursos para ello, pero la respuesta ya la tenemos: resuelva con el presupuesto autorizado. No habrá un peso más. Las entidades deben salir adelante con sus propios recursos.

En el caso de Chihuahua el problema se agudiza por los graves diferendos que hay en el equipo del actual secretario de Salud.

El Instituto Chihuahuense y Servicios de Salud son dos islas, que se manejan al antojo de los funcionarios ahí empoderados, sin la mínima coordinación.

Pero además en cada isla, hay islotes, departamentos que no se dirigen la palabra ni oficios, salvo que sea para echar de cabeza al de enfrente.

Una coordinación ausente que no la hubo con Ernesto Ávila, y que no la hay con el galeno Jesús Enrique Grajeda, que no termina de agarrar los hilos del manejo de tan monstruosa secretaría, perdido en el maremágnum de problemas financieros y de operación.

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La imagen es desgarradora. Un anciano golpeado por un iracundo chofer de autobús de las denominadas alimentadoras, que le generó fuertes lesiones, con una costilla quebrada, es un acontecimiento que por cotidiano no puede pasarse desapercibido.

Es la punta de la madeja de un problema muy serio en la operación del transporte que no se quiere ver ni atender.

Los choferes están insoportables, regresaron al uso de ayudantes no sólo en las alimentadoras, sino incluso se dejan ver en la ruta troncal.

Lo que no sabemos es dónde esta el billete para pagarles por el servicio de apoyar a los choferes en la troncal, porque a diferencia de las alimentadoras, sólo aceptan pago con tarjeta.

Debe haber gato escondido, como lo hay en el rumor que nos enviaron a esta columna de que muchas de las unidades que han sido integradas como nuevas, son un verdadero Frankenstein, que de último modelo sólo tienen la carcasa, pero el chasis, suspensión, motor, etcétera es de unidades viejas.

Se nos hace inverosímil que esto ocurra, pero puntualmente lo señalamos, por si alguna autoridad quiere o se atreve a hacer una investigación.

Hacemos estos comentarios y lo ligamos con el infortunado Señor golpeado, para mostrar que nuestras unidades de transporte, y todo el sistema, se encuentra en la calle de la amargura, con afectación para los que menos tienen y menos saben.

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Mostró sus dotes de orador y contador de historias, con expresiones muy cercanas y de cariño para Elenita Poniatowska, quien, como reconocimiento le pidió su discurso.

Juan Carlos Loera, quien hoy da una conferencia de prensa con motivo de los cien días de gobierno de Andrés Manuel, anda que no cabe en sí.

Lo suyo no es la oratoria, pero la intención y el sentimiento es lo que cuenta, en una pieza donde hizo gala de anécdotas muy cercanas a la señora. Compartió el momento en su cuenta en redes sociales.

Ahí está la imagen en la edición digital.