Opinion

A dos años, Javier Corral no ha aclarado el asesinato de Miroslava Breach

Sin libertad de prensa, expresión y crítica no hay democracia

Gabriel Valencia Juárez

jueves, 21 marzo 2019 | 21:13

El jueves 23 de marzo de 2017 la corresponsal de la Jornada en Chihuahua, Miroslava Breach Velducea, fue arteramente asesinada por un hombre armado. El asesino le disparó ocho balas calibre 9 milímetros cuando la periodista salía de su casa a dejar a su hija a la escuela, según los medios de comunicación locales, estatales e internacionales lo publicaron.

Miroslava, oriunda de Chínipas, tenía más de 20 años trabajando para La Jornada. Antes había colaborado en el  Diario de Chihuahua  y en el  Norte de Ciudad Juárez. A lo largo de todo este tiempo, sus notas y reportajes documentaron indiscutiblemente la violación a los derechos humanos y la imparable influencia del narcotráfico en el estado de Chihuahua.

Amiga y compañera solidaria entrañable, noble y estricta; disciplinada, honesta y de carácter fuerte en su labor periodística, atenta a los problemas de las etnias de Chihuahua, hoy Miroslava estaría con nosotros festejando con sus reservas el triunfo de AMLO en la Presidencia de la República en 2018.

Miroslava Breach, periodista comprometida, promovió con otros compañeros periodistas del estado y del país, la publicación de un desplegado en los medios de comunicación previo a las elecciones federales en 2006, en apoyo a la candidatura de AMLO a la Presidencia de la República por el PRD –cuando era decente-, pero se impidió su triunfo por el primer fraude contra él. 

“En los comicios locales de 2016, Miroslava informó sobre la imposición de ediles por parte del crimen organizado en las listas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido Acción Nacional (PAN), en municipios serranos y en corredores de trasiego de drogas. En agosto de 2016 desmenuzó la bestialidad con la que el narco desterró a centenares de familias en la sierra de Chihuahua”, como publicó la editorial de la Jornada el 24 de marzo de 2017.

“El homicida dejó una cartulina en el lugar de los hechos donde se decía que la habían ultimado por lengua larga. Inmediatamente después de su escrito sobre las expulsiones en la Sierra Tarahumara de Chihuahua recibió una amenaza anónima, a la que las autoridades no prestaron la debida importancia”, por lo cual la dejaron sin protección policiaca a pesar del peligro en su contra.

El asesinato de la corresponsal de La Jornada “se efectuó en el contexto de dos hechos relevantes. La violenta escalada criminal en Chihuahua, en la que fue asesinado el dirigente rarámuri Isidro Baldenegro López el 15 de enero de 2016, incansable defensor de los bosques y el territorio de su pueblo (y simpatizante de MORENA). Y la incesante agresión en contra de los periodistas en casi todo el país, que tiene como saldo trágico tres profesionales asesinados en menos de un mes: Ricardo Monluí Cabrera, en Veracruz, Cecilio Pineda, en Guerrero, y Miroslava Breach, en Chihuahua”, y tiempo después Javier Valdez en Sinaloa.

La violencia en Chihuahua tiene tras el telón del teatro una larga historia, recrudecida a partir de la absurda y sangrienta guerra contra el narcotráfico de Felipe Calderón –FECAL-. No fue un misterio que en Ciudad Juárez fuera bautizada como el epicentro del dolor como un termómetro de esta descomposición en un letrero colocado en una librería de la capital: “Si la letra con sangre entra, México estará leyendo mucho”. Seríamos el número uno o dos en lectores en el mundo.

De acuerdo al análisis de La Jornada y otro medios, “con la llegada a la gubernatura de la entidad de Javier Corral (con la oferta-promesa de “meter a la cárcel a César Duarte”), la disputa de los cárteles por el territorio, las rutas y los mercados de la droga (ahora también por el cristal) ha rebrotado. No es un asunto de percepción sino de hecho. La imagen del gobernador jugando golf en Mazatlán (como todo un millonario) mientras Chihuahua se desangra, y de la ausencia de policías federales cuidando las calles ante verdaderas batallas (con vehículos artillados incluidos) entre bandas del crimen organizado, es una pésima señal a la ciudadanía”, que la sigue teniendo, los mismos panistas serranos lo desconocen. “¿Qué ha hecho por el estado?” se preguntan.

“El asesinato de Miroslava Breach muestra a un gremio periodístico cada vez más desprotegido ante los criminales. La impunidad que rodea las agresiones en su contra es un aliciente para que sus perpetradores sigan cometiéndolas. La violencia que sufren provoca que no se pueda informar lo que verdaderamente está pasando en este país. Prácticamente no hay entidad que escape a ella. Cada vez es más peligroso decir la verdad”.

MÉXICO ESTÁ CONSIDERADO COMO EL PAÍS MÁS MORTAL PARA LOS PERIODISTAS SIN CONTAR ZONAS DE GUERRA. Un informe reciente de Artículo 19, una organización que defiende la libertad de expresión, dice que AMLO se enfrenta con una enorme tarea. Según la organización, el 99% de los ataques contra periodistas no han sido castigados, y actores del estado están involucrados "directa o indirectamente" en al menos la mitad de los casos documentados en 2017. Desde el año 2000 al 2019, al menos 144 periodistas han sido asesinados de ambos sexos, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de México (CNDH). Solo Afganistán y Siria han registrado más muertes de reporteros en los últimos años de acuerdo al portal de la BBC. News/mundo. Chihuahua ocupa el segundo lugar en asesinatos de periodistas después de Guerrero.

Desafortunadamente, el peligro que existe sobre los periodistas no es exclusivo de este gremio. Vivimos en un país en el que la inseguridad es la nota amarillista y roja de todos los días para la inmensa mayoría de los ciudadanos del campo, sierra y ciudad, sobre todo de aquellos que no disponen de recursos para contratar seguridad privada o que no cuentan con escoltas facilitadas por la administración pública, que últimamente les fueron quitadas a los ex presidentes de México y a otros funcionarios más del gobierno federal.

Desde todas las trincheras de lucha periodísticas, sindicales, civiles y políticas, volvemos a expresar nuestra solidaridad con la familia de Miroslava Breach y exigir al gobierno panista de Javier Corral aclare con seriedad, sin chivos expiatorios, su asesinato a 731 días del artero crimen, y al mismo tiempo demandamos protección a l@s periodistas que lo soliciten y necesiten sin tantos trámites. ¡Ya basta! Queremos un país donde los ciudadanos podamos vivir sin la amenaza de ser víctimas de la delincuencia, y en el que los medios de comunicación informen con veracidad sobre lo que sucede, porque “el periodismo escribe la historia de cada día y la literatura contribuye a grabarla”, apuntó certeramente Elena Poniatowska Amor, periodista y novelista de nuestro México. Es nuestra defensa para conocer la verdad. Sin prensa independiente y crítica, no hay democracia ni libertad.