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Opinion

Así las cosas, con el bastón de mando

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Armando Cabada

martes, 19 septiembre 2023 | 05:00

Incluso para los acérrimos críticos de la administración, la vida política y social de nuestro país ha sido marcada por el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador

Incluso para los acérrimos críticos de la administración, la vida política y social de nuestro país ha sido marcada por el liderazgo de Andrés Manuel López Obrador; muchos opositores estarán de acuerdo que ha sido fundamental para el desarrollo democrático de nuestro país. Prueba de ello es la cantidad de leyes y reglamentos electorales que han sido creadas a instancia de las aportaciones, posturas y pronunciamientos que ha tenido a lo largo de su trayectoria. 

El trabajo desde la oposición también fue importante para construir una sociedad más politizada y más activa en la parte de relaciones del gobierno con el pueblo. La exigencia que los mexicanos tenemos para con los gobernantes, no puede entenderse sin el desarrollo social de la comunidad producto del gran empuje que tuvo ante los desplantes, corrupciones y abusos de los gobiernos anteriores y que fueron expuestos abiertamente por el actual presidente López Obrador. 

Todo esto, constituye la base para el desarrollo de lo que hoy llamamos La Cuarta Transformación. En este punto vale la pena hacer una aclaración sobre la diferencia entre el gobierno y la Cuarta Transformación; para ello es necesario comenzar diciendo que entre otras cosas y de manera sencilla y simple que, el gobierno es una conformación de equipo de trabajo para implementar los cambios que dan origen a los programas y proyectos de carácter político y social que inciden en el desarrollo de los mexicanos; mientras que La Cuarta Transformación es el fin de instrumentar esos cambios profundos para la creación de un México más justo, igualitario y mejor para todos, donde no interviene solo el gobierno, sino la sociedad en general; esto significa que todos formamos parte de este proceso que llamamos la Cuarta Transformación, independientemente de si se tiene una responsabilidad pública o no.

Por todo lo anteriormente descrito, resulta importante la ceremonia que se llevó a cabo el 7 de septiembre en donde Andrés Manuel López Obrador entregó el bastón de mando a la doctora Claudia Sheinbaum; este acto no lo realizó en su papel de presidente del país, sino como líder de la Cuarta Transformación, qué tal y como lo expliqué en párrafos anteriores, no es un acto de gobierno sino un simbolismo de responsabilidad ante los mexicanos. 

Todo movimiento requiere de un liderazgo para conservar el orden y el enfoque en el objetivo final. Andrés Manuel ha sido el líder, pero ahora, en una muestra de su talante democrático, cede el liderazgo a una persona que tiene un nivel de compromiso que la pone a la altura de la responsabilidad que asume. Esto no tiene que ver con una tradición virreinal, como tramposamente se ha querido comunicar por parte de los opositores; por el contrario, tiene que ver con el compromiso de mantener los valores del movimiento y la búsqueda de un mejor México. 

Es natural que este tipo de eventos que se encuentran llenos de simbolismo, se presten a interpretaciones que terminan en manos de gente sin escrúpulos y llega a ser un instrumento de golpeteo, sin embargo, debemos de ser prudente e ir al fondo de las cosas. Por un lado, tenemos una cesión de responsabilidades y no de privilegios, esto significa que Claudia Sheinbaum acepta seguir con el compromiso de trabajar en los objetivos del movimiento que son, la opción por los más pobres, la lucha contra la corrupción, el desarrollo de todo el país y la austeridad gubernamental; tomando como base la máxima de no mentir, no robar y no traicionar. A esto se debe que este bastón se haya entregado a una persona comprometida con el movimiento; en otras palabras, este bastón se entrega a quien esté comprometido con continuar el movimiento. 

Por otro lado, debemos entender que la entrega del bastón de mando no fue un acto de gobierno, ni Andrés Manuel actuó en su papel de presidente de México, sino como líder de un movimiento. Lo que puso nerviosos a los opositores es la relevancia del acto, por eso acusaron sin fundamento que fue un acto de gobierno… siguen sin entender y así quieren gobernar a un país al que no comprenden.  

Quienes entienden muy bien el simbolismo y la responsabilidad son Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador, quien comprende perfectamente la diferencia entre su propia personalidad y la de la nueva Coordinadora Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación. Sabemos que esta nueva etapa requiere de un liderazgo ordenado y metódico que permita la consolidación de esta transformación y que Claudia Sheinbaum es la persona idónea para ello. Por eso es tan adecuada la frase de que ella representa la continuidad con cambio; es decir seguir con los postulados y objetivos, pero con un estilo distinto, no mejor ni peor, solo distinto. Los liderazgos dentro de los movimientos sociales son importantes mientras entiendan su tiempo y sus circunstancias, en eso radica la continuidad y su consolidación.

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