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Sergio Alberto Campos Chacón
domingo, 17 febrero 2019 | 01:08El martilleo por años de Andrés Manuel López Obrador, de que las causas de la pobreza, corrupción e impunidad en México son el neoliberalismo, el conservadurismo y las complicidades entre empresarios y clase política, le permite hoy contabilizar casi el 90% de aprobación de personas encuestadas.
Cómo lo ha logrado es analizado por expertos. Es, un líder sui géneris. Para algunos es el Hugo Chávez mexicano y la garantía de la debacle económica, social y política para México; para otros, la certeza y guía para reconstruir el país.
Aceptemos democracia como gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, a la Abraham Lincoln, así, en abstracto, en una aparente ausencia ideológica, aunque sea un concepto del capitalismo industrial naciente y gestor de la Guerra Civil Norteamericana.
El presidente de la República reafirma el cambio de la vida pública de México, en la Cuarta Transformación que, desde la campaña aún no precisa en qué consistirá, porque no sólo es terminar con la corrupción y otros jinetes apocalípticos, es necesaria una ideología que arraigue a las bases populares como pilares del régimen.
La democracia, en un sentido amplio, debe armonizar la pluralidad, el disenso, la libertad de creencias, pensamiento, expresión, coparticipación individual y colectiva que, a la postre, construyen la igualdad en la tolerancia y respeto a los derechos de cada quién y de todos.
Es, la Polis de Aristóteles, el cuerpo total de ciudadanos. El gobierno es el conjunto de hombres que regulan la vida pública.
Empírico, Aristóteles pensaba que había tres formas puras de gobierno: Monarquía, cuando una sola persona es la autoridad; aristocracia, un grupo selecto, y democracia, cuando esa autoridad la ejerce el pueblo (por medio de la ley).
Esas formas pueden viciarse, y la monarquía se convierte en tiranía, cuando el monarca gobierna en su propio beneficio; oligarquía, cuando los aristócratas gobiernan para sus intereses, y demagogia, cuando se gobierna para las clases desposeídas, se olvida del interés general, y exalta los valores negativos del populacho.
En el marco aristotélico, los adversarios del presidente lo califican de demagogo, autoritario, inepto, mentiroso y contradictorio; burlas y denuestos.
López Obrador dijo varias veces en campaña que regresaría el Ejército a los cuarteles, no lo cumplió; la Guardia Nacional, con los matices y claro oscuros, es militarizar la seguridad pública.
Desapareció el Estado Mayor Presidencial, sin embargo, el sábado 9 de febrero en el castillo de Chapultepec, en la conmemoración de la Marcha de la Lealtad en que los cadetes del Colegio Militar custodiaron al presidente Madero en 1913, los oficiales de ese “desaparecido” Estado Mayor ahí estuvieron orientándole como a presidentes anteriores, y ya ocurre en otros eventos.
En términos de seguridad, es lo mínimo que debe hacer el presidente. Ya se colocan vallas metálicas que ponen prudente distancia entre el templete y el público.
El 1 de diciembre de 2018 dijo en el zócalo después de recibir al bastón de mando de los pueblos originarios: “Se mantendrán la Estancias Infantiles de la antigua secretaría de Desarrollo Social, y se regularizarán los CENDIS promovidos por el Partido del Trabajo. Ambos programas tendrán recursos garantizados en el presupuesto, y pasarán a formar parte de la secretaría de Bienestar y de Educación Pública”.
Dijo una verdad a medias. Modificar el sistema de control de recursos asignados a las estancias Infantiles, de todos conocido, tendrá reacción lesiva en cadena para miles de familias en todo el país, como también para empresas y patrones, en función de la seguridad de asistencia de hombres o mujeres trabajadoras y su rendimiento laboral.
Contradice su compromiso: “Primero los pobres”. Corrija las irregularidades administrativas en las Estancias Infantiles; él o alguien en su gabinete no sabe o no entiende los beneficios para 320 mil niños que inician su proceso educativo, socialización y estimulación, como tampoco las variables en oportunidades que representan para los padres para estudiar y avanzar en su desarrollo personal y ascenso en la escala socioeconómica.
Roberto Vélez, Director Ejecutivo del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, entrevistado por Pascal Beltrán Del Río en Imagen Radio, señaló la contradicción entre recortar el presupuesto de las Estancias Infantiles con el Programa de becas para jóvenes que ni estudian ni trabajan, pues de incorporarse al mismo las madres no tendrán dónde dejar a sus hijos.
El presidente y su gabinete olvidaron la perspectiva de género.
Si el neoliberalismo, el conservadurismo, los fifís, los rapaces son responsables de los males de México, pues proponga una nueva Constitución que elimine rendijas por las que se cuelan esos intereses.
La madre de todas las consultas al pueblo sería una nueva Constitución y un cambio de sistema económico que, desde luego no sería el neoliberalismo capitalista al que imputa la causa de la desgracia de México, sino, por lógica elemental, el socialismo.
¿Cómo reaccionarían los grupos vinculados a la banca internacional, el comercio, la industria y las finanzas globalizadas?
Hoy ataca a ex servidores públicos federales como causantes de la crisis en PEMEX y CFE, y mañana pide disculpas. Hoy nombran funcionarios en Conacyt u otros organismos que no reúnen los requisitos y mañana los cesa o desconocen.
Agrede al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) porque, dijo, se colude con el SAT para que no proporcione información relacionada con condonaciones fiscales. Joel Salas, Comisionado del INAI, declaró a media semana que desde 2010 ese instituto ha instruido que se dé a conocer públicamente esa información que, no obstante, el mismo SAT se ha defendido para no proporcionarla, no el INAI.
Critica a la Suprema Corte de Justicia de la Nación porque dicta sentencias contrarias a lo que el presidente pretende, en vez de estudiar los argumentos jurídicos en que aquéllas se basan.
Alguien necesita revisar, modificar y reorientar el “estilo personal de gobernar”, para dar estabilidad al rumbo gubernamental, a la técnica del ejercicio del poder, como aconsejó Nicolás Maquiavelo; cómo hacer, y bien, las cosas. Parece fuera de lugar.
Son esferas de Ética Pública para funcionarios, meditar con rigor metodológico el alcance de sus decisiones por el beneficio mayor, y evitar daño a la población.
El Estado no genera empleos que impacten el crecimiento económico, puede orientarlo, en acuerdo con el sector privado, nacional o extranjero. Si éstos no tienen claro el sentido y destino del país, cubrirán sus capitales, no invertirán y caerá el Producto Interno Bruto, que la banca y la economía mundial calibran las 24 horas.
La emoción o subjetividad no pueden estar por encima de la ciencia política y la economía, para comprender la realidad.
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