Opinion
Crónicas de mis Recuerdos

Desgarradores relatos de una valiente mujer - ¡Morir en Vida!

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/ Lamentable la lección de vida que experimentó Liz (Foto: www.seachangeperu.com).
/ “Me sentía muy feliz de iniciar una nueva vida, sin embargo, fui engañada por aquel que me prometió “el cielo y las estrellas”: Liz. (Foto: Adrián Bobadilla).
/ “¡Nací desnuda, moriré desnuda!”: Liz (Foto: BBC de Londres).

Oscar A. Viramontes Olivas

sábado, 16 octubre 2021 | 21:33

Continuamos en la cuarta parte de esta desgarradora historia cuando nuestra entrevistada Liz estaba de pie, convencida que la vida tenía que seguir aún y cuando no había sido muy benigna con ella. Eran exactamente las 16:00 horas del mes de marzo de 2019, cuando logré de nuevo contactarla. Se encontraba sentada en un escalón en la entrada del motel donde siempre trabaja hojeando el cuento “Vaquero” y, de repente cuando me vio, me sonrió y me dio la mano en son de amistad. Se incorporó y me invitó a pasar nuevamente al mismo lugar, ahí donde ella le tenían destinado para que realizara sus actividades, un lugar sombrío, insalubre y con tanto vacío en sus paredes que emitía un frío y olor que calaban.

Le dio mucho gusto que volviera a visitarla, tal vez no era como la primera vez cuando ella sentía demasiada desconfianza de mí; fue lo contrario, y sin más preámbulo inicié con la charla: “Estoy lista para que me preguntes lo que quieras”, manifestaba Liz. ¿Me habías dicho que conociste al amor de tu vida?: “Sí, esa persona que encontré me llenó el “ojo”, se llamaba Juan. En repetidas ocasiones llegó por lo menos una vez por semana para solicitarme “favores”, servicio y la verdad, era muy diferente que los demás, pues como te dije la vez pasada, en este oficio se deben de dejar los sentimientos y placeres a un lado; se necesita tener la cabeza muy fría y no caer en sentimentalismos. No te digo que otras chicas no lo hagan, pero el patrón a seguir es como te lo comento. Sin embargo, ese hombre me simpatizó desde el principio y para aquel entonces, tenía 18 años; era una joven con muy bonita de cuerpo y cara bella, por lo que eso me hacía ser muy solicitada. Él llegaba con chocolates, flores, algún regalito y cosas que a las mujeres nos gustan; creía que era la oportunidad para mí de iniciar una vida diferente al lado de una persona amable y que me quisiera”.

¿Después qué pasó?: “Buena pregunta, ¡mira!, cuando entraba conmigo, en ocasiones durábamos hasta dos o tres horas juntos, no importaba, porque él pagaba todo y en ese lapso platicábamos de muchas cosas, de planes, proyectos, ilusiones, hasta de tener nuestra casita y porque no llegar a ser padres… Y así pasaron las semanas y el aparente milagro llegó en un fin de semana, cuando me buscó al motel. Al verlo corrí a abrazarlo, manifestando que quería estar conmigo pues me iba a decía algo muy importante. De inmediato le dije ¡sí! y dejando a un cliente con el cual ya había hecho trato me lancé con Juan para estar junto a él. Después de momentos tan especiales, él sacó algo de la bolsa de su saco y me dijo, que si quería ser su mujer y ese ¡algo! era un anillo muy bonito, señal que quería una relación seria. No la pensé dos veces cuando insistió que quería una relación sería y estable. Fue como si se me viniera el cielo encima. ¡Por supuesto!... Dejamos el cuarto y nos fuimos a festejar durante toda la noche hasta el otro día”.

¿Se fueron a su nueva casa?: “Sí, por supuesto, eran dos cuartos que estaban en una vecindad en la calle 21 y Trías, ahí donde alguna vez le llamaron “La Plazuela” muy cerca de la plaza Perea. Me sentía muy feliz, pues los cuartitos estaban amueblados muy bonitos, yo no pedía mucho, no exigía nada, solo que me quisiera y me considerara un ser humano. Sentí de momento que toda la desgracia que había vivido en mi infancia y adolescencia se esfumaría definitivamente. Los primeros meses fueron como de “luna de miel”, pero un presagió vendría como maldición, ya que las circunstancias empezarían a tomar otro giro. No sé sí por omisión o estupidez, nunca le pregunté a que se dedicaba, lo único que me comentaba es que trabajaba en una oficina y punto. De esta manera, yo no le vi más importancia el seguirle preguntando más a que se dedicaba, porque sentía que lo podía perder, pero nada, las cosas empezaron a cambiar, pues de ser una persona que llegaba a las tres de la tarde, era de regresar todos los días a las dos de la mañana con la ropa oliendo a cigarro, perfume y en estado inconveniente”.

El panorama de Liz parecía no pintar muy halagüeño, pues la actitud de Juan daba mucho que desear. ¿Tenía otra vida?: “Sí, una vez llegó a eso de las 9 de la noche, se me hizo raro que llegara tan temprano y sin haber tomado una copa de licor… Se me acercó a mí y me dijo que las cosas tenían que cambiar, que necesitaba que me pusiera a trabajar, ya que la situación no andaba muy bien. En ese momento no entendía nada de lo que decía; pero él insistía que, debería ponerme a trabajar y hacer lo que siempre había hecho, prostituirme. Me sentí tan mal y empecé a llorar como niña, sin saber por qué me decía esas cosas; él me soltó todo, y mencionó que era una de esas personas que se dedicaban a administrar el placer de varias mujeres en la calle, un “padrote” y que era necesario que me incorporara con otras muchachas allá en una casa que tenía por el barrio de San Pedro en el Centro de la ciudad de Chihuahua”.

¿Te hizo una mala jugada?: “Ambos empacamos unas maletas y de inmediato salimos de la vecindad, tomamos un taxi del sitio “15 Colorado” y nos trasladamos a esa casa que él tenía en el barrio de San Pedro… Cuando entramos, estaban ahí cuatro mujeres arreglándose, tal vez para salir a trabajar a la vida galante. Juan con voz enérgica les dijo que yo era “Liz” y que me ayudaran a incorporarme junto a ellas, así mismo comentaba que no había escapatoria de esto, que, aunque me quisiera ir de ahí, no tendría más remedio de volver al mismo sitio, pues ya que era una mujer ignorante que no sabía nada y que lo único que había aprendido en la vida era estar de “P…” Me fui a un rincón con mucho miedo y llorando en eso se me acerca Juan y me pidió que me callara, soltándome una bofetada en el rostro; me desmayé del fuerte golpe y ya no supe nada de mí”.

Terrible era el supuesto comienzo de su “nueva vida” para la pobre muchacha. ¿Te ayudaron las mujeres que estaban en la casa?: “Volví en sí a los cuantos minutos con manchas de sangre en mi blusa y cara por el terrible golpe que había recibido; esa noche me la pasé sin posibilidad de hacer nada por lo que había pasado, en eso se acercó Lupita, una señora de avanzada edad, la cual, me sonrió y empezó a quitarme la sangre de todo el rostro; ella comenzó a platicar con migo y trató de sincerarme al manifestarme que me esperaba un infierno al lado de Juan; él, era tan posesivo y difícil de carácter y además, que si alguien intentara escapar de sus garras en busca de ayuda, sería totalmente inútil, pues hasta la autoridad la tenía comprada, por lo que me advirtió de favor que no se me fuera ocurrir llamarle a la policía o hacer alguna locura de esas, porque me iba ir muy, pero muy mal”.

¿Y, cuándo empezaste tu infierno en vida?: “Fue al día siguiente cuando se apareció en la casa y me exigió que me levantara y arreglara para indicarme donde iba a trabajar. Era una cantina que ya no existe, una que se llamaba “El Caballo Blanco” en la Juárez y Octava, así como en otro centro nocturno que también ya desapareció de nombre “El Tenampa”. Ahí empezó de nueva cuenta la muerte para mí, ya que necesitaba tener suficiente fuerza de voluntad, estómago y perder la dignidad. Trabajaba de 4 de la tarde hasta las 12 de la noche, y mi labor era que los clientes consumieran cerveza y alcohol hasta que se ahogaran, pues el éxito de todo esto era, que gastaran hasta el último centavo de sus bolsas sin importar que no llevaran nada de la “raya” a sus casas. Juan era muy exigente y quería que el negocio fuera redituable y veía en mí a alguien redituable, por lo que no me molestaba mucho, solo quería que cumpliera con las cuotas y nada más, siempre y cuando estas estuvieran por arriba de cierta cantidad de dinero…Esta crónica continuará.

El contenido de esta crónica es con fines de investigación, sin ánimo de lucro, por lo que no viola derechos de propiedad intelectual ni derechos conexos. “Desgarradores Relatos de una Valiente Mujer” forma parte de los Archivos Perdidos de las Crónicas de mis Recuerdos. Si desea la colección de libros “Los Archivos Perdidos de las Crónicas Urbanas de Chihuahua”, tomos del I al XII adquiéralos en Librería Kosmos (Josué Neri Santos No. 111) y Bodega de Libros o mande un whatsaap al 614 148 85 03 para mayor información.

Fuentes:

Entrevista con “Liz”.

violioscar@gmail.com