Opinion

El soplo de la naturaleza

“La sangre joven no obedece al decreto antiguo” William Shakespeare

G. Arturo Limón D.

domingo, 17 marzo 2019 | 01:32

AL RESCATE

La noticia cubrió los medios apenas ayer, las agencias la hicieron circular por todo el planeta, decía así;  Millones de jóvenes de más de 150 países se manifestaron en escuelas y plazas públicas en el denominado Viernes por el futuro, convocado por la activista sueca Greta Thunberg, de 16 años y propuesta para al Nobel de la Paz, en protesta por la falta de medidas de los gobiernos para combatir el calentamiento global y para exigir que respeten los tratados ambientales, como el Acuerdo de París. Las marchas se realizaron en lugares como Bogotá, Sidney, Berlín, Bruselas, Londres, Madrid, Montreal y Ciudad de México. La imagen, en Hong Kong. Foto Afp

Jóvenes, conciencia planetaria

“Un año después de que los jóvenes estadunidenses detonaran un movimiento nacional para exigir a los políticos de su país poner fin al descontrol absoluto en la tenencia de armas de fuego que casi cada semana son usadas en tiroteos masivos, la estudiante sueca Greta Thunberg ha logrado despertar entre las juventudes un movimiento global de alerta ante el cambio climático y llama a la acción urgente para encarar este desafío. Aunque pudieran parecer hechos inconexos, además de la edad de sus protagonistas, a estas manifestaciones las hermana un detonante: la constatación de que las personas en posiciones de poder, en su mayoría adultos, tienen nulo interés por el futuro del planeta y de las siguientes generaciones de seres humanos.

Esta conciencia queda plasmada en los lemas adoptados por quienes se han sumado a la huelga estudiantil contra el cambio climático, cuya consigna más repetida fue "si ustedes no actúan como adultos, nosotros lo haremos".

El estado de emergencia que trasmiten lemas como "están destruyendo nuestro futuro, actúa ahora, o nada o no hay un planeta B" distan de ser exageraciones: la temperatura global promedio es un grado más alta que antes de la era industrial y se estima que de continuar la tendencia de calentamiento, para finales de siglo el nivel medio del mar aumentará más de 60 centímetros, con catastróficos efectos para las poblaciones costeras del orbe.

Las consecuencias ya son palpables con fenómenos meteorológicos año con año más devastadores en términos de pérdidas humanas y materiales, así como en el daño probablemente irreversible a las criaturas con las que compartimos la Tierra: en menos de 50 años las actividades humanas han provocado la desaparición de 60 por ciento de las poblaciones de especies de aves, peces, mamíferos, anfibios y reptiles.

Por ello resultan incomprensiblemente mezquinas las reacciones como la del presidente de la Asociación de Directores de Secundaria de Nueva Zelanda, Michael William, quien descalificó el esfuerzo de los jóvenes y advirtió acerca de consecuencias por la pérdida de clases. En cambio, debe saludarse que estudiantes de todo el mundo demuestren una gigantesca visión y madurez –en lo que claramente rebasan a muchos adultos– para dimensionar la gravedad de un fenómeno que pone en jaque su futuro, así como para tomar en sus manos la tarea de crear conciencia en sus conciudadanos. En suma, cabe hacer votos porque este nueva sacudida a la complacencia de los líderes mundiales y a la indolencia de la mayor parte de las sociedades logre trascender su momento mediático y sea un poderoso actor político que empuje la impostergable agenda en pro de la cordura en el uso de los recursos naturales; tarea de la que pende, de manera cada día más inocultable, la propia supervivencia humana”. (La Jornada 16/03/19)

Este es el punto central de este debate, nos alarmamos con los tiroteos que un día sí y otro también se dan ya no sólo en Estados Unidos sino en lugares tan distantes como Nueva Zelanda donde lamentablemente un supremacista australiano cuyo nombre ni siquiera vale la pena mencionar,  ha dado muerte hasta ahora,  una cifra que al usted leer estas líneas ya rebasará el medio centenar, en tanto 39 siguen en hospitales, 11 en terapia intensiva.

Masacrarles en un par de mezquitas adiciona un elemento mayúsculo ya que al genocidio suma además del odio racial, el religioso.

Haciendo un analogía con estos tristes casos de violencia, diremos que el agravio al planeta tiene a La Naturaleza con el Cambio Climático bordeando ya esa terapia intensiva, si alguien lo duda  valdría la pena analizar datos revelados de manera reciente sobre la condición que guarda el planeta los cuales por sí,  justifican por mucho la acción de justa protesta tomadas por los jóvenes este viernes pasado, aquí algunos de ellos reportados ya hace 4 años.

Según la Cruz Roja, el 92% de las catástrofes naturales que se registraron en 2015 estuvieron relacionadas con el cambio climático, confirmándose una tendencia de 20 años en la que los desastres relacionados con el clima superan a aquellos de origen geofísico en los 10 países más afectados por desastres del mundo.

¿HASTA CUÁNDO CAMBIAR POR EL CAMBIO?

Es necesario más que el temor la conciencia, y la inteligencia colectiva para dar una eficiente y arrasadora respuesta y esta como en todo riesgo colectivo o se da pronta y eficazmente o se lamentará el no haber actuado en tiempo, cerraré esta colaboración que por espacio es corta hablando del antídoto y de dos serios problemas, así primero la solución, a la que poco se presta atención y es el entender al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

Ellos y ellas son los que saben y conocen el tema, trabajan desde 1947 y está integrado por un panel de científicos entre los que figuran 15 Premios Nobel, el así llamado Reloj del Apocalipsis ha medido en este tiempo el nivel de riesgo planetario como consecuencia de una hipotética guerra nuclear.  

Sin embargo, desde 2007 la amenaza climática ha emergido en la valoración del riesgo de destrucción total. En virtud del calentamiento global y de sus potenciales catastróficas consecuencias, el reloj, que estaba a 3 minutos del apocalipsis el 7 de enero, adelantó en medio minuto la posibilidad de una catástrofe el día 20 del mismo mes (2017).

La toma de posesión, ese mismo día, del nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, que aumenta el riesgo de catástrofe climática por sus erráticas políticas ambientales, contribuyó al adelanto de la hora del Apocalipsis. La cuenta atrás de la catástrofe climática ha comenzado.

Si alguien lo duda vea estos datos,  sólo expresados en calor y agua preocupantes  mismos que como digo,  dan más que la razón para la acción de protesta juvenil.

Calor letal

Una de las señales más alarmantes del cambio climático es el aumento de la temperatura global. Según el IPCC, las tres últimas décadas han sido las más cálidas desde 1850. El periodo transcurrido entre 1983 y 2012 ha sido el más caluroso de los últimos 1,400 años en el hemisferio norte.

Entre 1880 y 2012, la temperatura de la superficie terrestre y oceánica ha subido una media de 0,85ºC. El calentamiento de los océanos domina el incremento de calor almacenado en el sistema climático global, y representa el 90% del calor acumulado entre 1971 y 2010, según el IPCC, frente al 1% de calor almacenado en la atmósfera en el mismo periodo.

Más recientemente, la escalada de calor se va manifestando. Este mes de mayo (del 2017 fecha del informe)  ha sido el segundo más cálido de los últimos 137 años, con una temperatura de 0.88ºC superior a la temperatura media de registrada entre mayo de 1951 y mayo de 1980, señala la OMM. Esta primavera (en el hemisferio norte) ha sido la más cálida jamás registrada, añade.

A su vez, 2016 ha sido el más caluroso desde 1880, alcanzando la temperatura global 1,1ºC por encima de la que existía en nuestro planeta antes de la Revolución Industrial, según la OMM.

Desde el año 2000, la Tierra ha vivido cinco años récord de calor: 2005, 2010, 2014, 2015 y 2016. Ya no hay años de tregua: las marcas se baten año tras año en una carrera imparable hacia la catástrofe calórica. Vamos camino de alcanzar una temperatura terrestre de más de 3ºC antes del año 2100.

Un dato posterior al informe 2017 por demás dramático fue lo sucedido en California justo en Paradise en noviembre del 2018 donde el fuego, el miedo, la impreparación y algunos dicen que la mala suerte que sabemos no existe hicieron una trampa mortal, no entiendo porque ante tanta evidencia  catastrofica el gobierno de Trump y otros, nacionales y estatales, no entienden ni atienden, lo relativo a un ambiente que se incendia literalmente como en Paradise.

Y SI EL FUEGO ES PROBLEMA HABLEMOS DEL AGUA

Menos hielo, más agua; El aumento de las temperaturas tiene un impacto directo sobre el casquete polar, la gran masa de hielo que cubre tierra, islas y mares tanto en el Ártico (Polo Norte) como en la Antártida (Polo Sur).

Según el IPCC, entre 1992 y 2011 los mantos de hielo de Groenlandia y la Antártida han ido perdiendo masa, un proceso que se ha acelerado entre 2002 y 2011. La banquisa ártica ha perdido alrededor del 4% de su superficie por década entre 1979 y 2012.

Aunque en la Antártida la extensión media anual de hielo aumentó entre un 1,2% y un 1,8% entre 1979 y 2012,  el IPCC considera que la extensión de hielo aumenta en algunas regiones y disminuye en otras.

La situación de los glaciares, que ocupan un 10% de la superficie del planeta (en el pasado geológico reciente ocupaban el 30%) y acumulan más del 75% del agua dulce del mundo, está cambiando también por efecto del calentamiento global.

La Antártida acapara el 91% del volumen de los glaciares del globo y el 84% de la superficie que ocupan. Groenlandia acapara el 8% del volumen de agua y el 14% de la superficie. Los demás glaciares repartidos por diferentes zonas geográficas representan menos del 1% del volumen total de agua y el 4% de la superficie ocupada.

Según el IPCC, los glaciares están menguando en casi todo el mundo. En las últimas décadas han perdido tanto masa como superficie (salvo el período 1940-1980), si bien el proceso se ha acelerado desde 1995. En el caso de los Alpes, han perdido dos terceras partes de su superficie en los últimos 150 años.

La catástrofe acecha en este aspecto porque la pérdida de los glaciares puede ocurrir rápidamente, posiblemente en un siglo, pero recuperarlos necesitará muchos milenios. Si ahora quisiéramos empezar a recuperarlos, tendríamos que reducir mucho más la emisión de gases de efecto invernadero, porque es más fácil mantener el hielo que recrearlo.

“Si Groenlandia se derrite, estaríamos asados por milenios”, advierte al respecto Marten Scheffer, catedrático de la Universidad de Wageningen, en los Países Bajos, en declaraciones a El País.

Otra consecuencia del calentamiento de los océanos es la subida del nivel del mar, que según el IPCC  se elevó 0,19 metros entre 1901 y 2010. Desde mediados del siglo pasado, la subida de los océanos ha sido superior a la media de los dos milenios anteriores y esta tendencia continuará durante el siglo XXI, probablemente a un ritmo más rápido que el observado entre 1971 y 2010.

Un estudio publicado en Nature Climate Change señala que en 2014 el nivel del mar a escala global se elevó un 50% más rápido que en 1993 y que al menos una cuarta parte de este fenómeno se debió al rápido deshielo de Groenlandia.

El IPCC estima que entre 2081 y 2100 el mar subirá entre 0,26 metros y 0,55 metros, pudiendo alcanzar 0,45 metros y 0,82 metros en el escenario más dramático. Afectará a más del 95% de las zonas oceánicas y alrededor del 70% de las costas de todo el mundo vivirán un cambio del nivel del mar que estará alrededor del 20% de la subida media global, según el IPCC.

La catástrofe ya está aquí

Naciones Unidas realiza una estimación aún más acusada: Los grandes desastres ocurridos durante los últimos 20 años han sido causados en el 90% de los casos por inundaciones, tormentas, olas de calor, sequías y otros fenómenos relacionados con el clima.

El estudio de la ONU añade que desde la celebración de la primera Conferencia sobre Cambio Climático, en 1995, han muerto unas 606,000 personas y 4,100 millones han resultado heridas o damnificadas como resultado de los desastres relacionados con el clima.

Una investigación desarrollada en la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, calcula que en el año 2100 habrá 2,000 millones de refugiados climáticos en el mundo, debido al aumento del nivel del mar y a la pérdida de territorios hoy habitados por densos núcleos de población.

El Pentágono ya lo había visto venir en 2004, destaca The Guardian. En un informe, advierte de una catástrofe climática en 2020 que provocará serios conflictos sociales e internacionales. Una previsión que, a la vista de la evolución de los acontecimientos, se vuelve más plausible y convierte al cambio climático en la principal amenaza para la supervivencia de nuestra especie.

COROLARIO

Es hora de atender las voces de los jóvenes  me hago aquí eslabòn intergeneracional y atiendo la de Allegra mi nieta,  a quien debo el título  de este articulo con  otra voz del ayer, si, la de quien sabiamente expresará: “Ni la sociedad, ni el hombre, ni ninguna otra cosa deben sobrepasar los límites establecidos por la naturaleza”. (Hipócrates, siglo V a.C. - Siglo IV a. C.)

ES HORA DE CAMBIAR ESTE CAMBIO