Opinion

En la época de las libertades, la libertad de expresión por los suelos

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Nicolás Juárez Caraveo

domingo, 17 febrero 2019 | 01:01

Aunque es permanente en los discursos, la libertad de expresión corre en los tiempos actuales serios problemas, y no sólo se trata de coartar un derecho fundamental, sino el intento maniqueo de controlar y manipular conciencias.

La reflexión se presenta ante la insistencia de los gobiernos por limitar la libertad de expresión, que no sólo se ve afectada por la misma autoridad, sino que grupos externos también presionan y esta libertad cada día se ve más lejana.

Uno de lo tantos ejemplos es el ocurrido el pasado 14 de febrero; la Secretaría General de Gobierno a través Sistema Estatal de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes "conminó" a los medios de comunicación en abstenerse de difundir información en relación a un caso de agresión sexual, que si bien es cierto se busca proteger los derechos humanos de la víctima y en este caso una menor, se equivocan al tratar de callar a los medios.

Junto a este exhorto, la diputada panista Blanca Gámez Gutiérrez también recriminó a los medios informativos, y hasta fijó que la libertad de expresión tiene limitantes, como bien lo refiere La Columna de El Diario en su edición del día de ayer.

Como quedó escrito en este medio, antes de tratar de recriminar a los medios es importante controlar la información que se genera desde las esferas de gobierno, mucha de ella tendenciosa y manipulada.

Los actuales gobernantes no son los primeros, tampoco es la primera vez que se trata de culpar a los medios de la publicación de información sin duda sensible, pero antes de buscar culpables fuera es indispensable examinar el manejo que se a da a esa información.

Esta tendencia oficial maniatar la libertad de expresión es generalizada, y no por ello debe verse como normal, al contrario debe ser un foco de atención para quienes participamos de esta independencia.

A nivel nacional, la libertad de prensa se encuentra por los suelos, de acuerdo con el reporte 2017 de la Unidad de Inteligencia de The Economist, México tiene una calificación de 6 de 10, en el grupo "en gran parte no libre, junto con naciones como Afganistán, Colombia, Ecuador, el Salvador, Honduras, Iraq, Sierra Leona, Sri Lanka y Uganda, entre otros.

En este mismo reporte, señala al crimen organizado como uno de los principales determinantes para limitar la libertad de expresión, donde los poderes fácticos como la delincuencia aunado a las restricciones gubernamentales son el detonante para que la libre expresión se vea coaccionada.

En el caso de crimen organizado, desde luego que es responsabilidad de la autoridad el garantizar la seguridad no sólo de periodistas sino de todos los ciudadanos, por ello es muy claro lo que se tiene que hacer.

Por ello las restricciones que se tratan de implementar desde la autoridad son las más preocupantes, las que más perjudican y contra las que es necesario estar alertas.

Como uno de los malos ejemplos de esta forma de presión, podemos citar lo que ocurre en Venezuela con la mal llamada "Ley contra el Odio", que fue aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente misma que establece penalidades de hasta 20 años de prisión a quién distribuya informaciones que el gobierno considere que socavan la "tranquilidad pública".

Aquí en nuestro país no estamos muy lejanos de que los políticos caigan en esta tentación de controlar lo que se dice o escribe, basta sólo recordar la intención de elaborar y votar una Constitución Moral, que hasta el momento todo a quedado en una Cartilla Moral dirigida principalmente a los funcionarios del nuevo gobierno federal.

Pero en nuestro estado van mas allá, arropando la iniciativa de Ley de Publicidad Gubernamental, se intenta dar vida a un ombudsman de la información, o censor oficial que determine quién brinca ese límite dentro de lo que se puede o no escribir, o transmitir en los medios.

Esta ley que aún se encuentra en "discusión", y vale resaltar que en realidad no se discute, simplemente se espera el mejor tiempo para sacarla a la luz porque no se ha formalizado ningún mecanismo de consulta que permita su análisis y modificaciones.

Para algunos estudiosos la libertad de pensamiento y la libertad de expresión están en peligro, y sin dudarlo la libertad de prensa se encuentra amenazada por diversos factores tanto sutiles como directos de censura desde las esferas de gobierno.

Condicionantes a estas libertades por decisiones políticas y económicas; competencia desigual por diferencias económicas y financieras de las empresas y la presión política, son ingredientes que deterioran la libertad de expresión en el mundo, México y lamentablemente en Chihuahua.