Opinion

La polémica de los baños

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Sixto Duarte

martes, 19 septiembre 2023 | 05:00

Ciudad Juárez.- Cada semana tengo la fortuna de poder compartir con ustedes, mis estimados lectores, mi opinión respecto a diversos temas que van surgiendo en el debate público. Quienes me hayan leído anteriormente, tendrán alguna opinión sobre lo que escribo. Para los conservadores, seguramente soy muy liberal. Para los liberales, quizá me consideren un conservador. Ese es el problema que tenemos actualmente en nuestro país: todo lo polarizamos. Esto es así porque el principal polarizador habita en Palacio Nacional. 

Pero bueno, no estamos aquí para hablar de mi ideología, ni de la condición polarizadora del Presidente. Venimos a hablar de un tema reciente, que desató toda clase de comentarios en redes sociales y medios de comunicación, y es el uso de baños públicos por parte de personas que no se identifican con el sexo con el que nacieron. 

Primero que nada, debo hacer un ‘disclaimer’ por una cuestión personal. No lo hago porque la Santa Inquisición Moderna, la Dictadura de la Corrección Política, o la corriente Woke me quiera ‘funar’. Esa corriente ‘buenaondita’ de ‘enorme estatura y calidad moral’ me tiene sin cuidado. Si en pleno Siglo XXI uno ha perdido el derecho de opinar y decir lo que le venga en gana, entonces quiere decir que hemos regresado más de trescientos años en el calendario.

Los más altos niveles de libertad fueron alcanzados a partir de los movimientos revolucionarios de finales del siglo XVIII. Resulta un tanto absurdo que hoy exista un movimiento que es absolutamente medieval, pues lincha en redes sociales como lo harían en la época del oscurantismo.

Por mí, que esa caterva haga y deshaga. Por ello, hoy más que nunca siento admiración por Javier Marías, el finado escritor y articulista español quien, en una sociedad llena de hipocresía y contradicciones, decía lo que pensaba. 

El ‘disclaimer’ a que aludo es que, desde mi perspectiva, la comunidad LGBT debe tener los mismos derechos que cualquier ciudadano, el aborto y la eutanasia deben permitirse, entre otras cuestiones similares. Considero que todos tenemos derecho a los mismos derechos, pero no a establecer nuestras propias reglas.

Con ese antecedente, expreso que no sé quién fue el creativo al que se le ocurrió decir que el género “era solo una construcción social”, y que nada tenía que ver con el sexo. Es decir, desde hace pocos años, existe una corriente que dice que hay más de dos géneros, y que el aparato reproductor con el que se nace, nada tiene que ver con decidir si se es hombre o mujer. 

Es decir, la tradicional clasificación de niño/niña es mal vista por la progresía quienes actúan como talibanes si se promueve esta idea. Ahora, según ellos, el niño puede elegir libremente con qué género se siente más identificado.

No tengo absolutamente nada en contra de la comunidad LGBT. Si un niño se siente atraído por otro niño, o una mujer adulta se siente atraída por otra mujer, no es asunto de mi incumbencia, ni de la incumbencia de nadie. Lo que sí me parece un disparate es que, quien nació mujer sostenga que no se asume como tal, y que se asume como hombre. El género (usando esa acepción como sinónimo de sexo) es determinado cromosomáticamente. Nada tiene que ver alguna apreciación subjetiva de una persona que un día se levantó sintiéndose mujer sin haber nacido como tal. 

Ese hombre o esa mujer pueden vestirse como mejor les plazca, ejercer su sexualidad como mejor les parezca, y vivir en libertad. Pero de eso a querer que todo mundo les diga que son mujeres cuando no lo son, suena más a capricho que a otra cosa. Todo mundo tiene derecho a su propia opinión, pero no a sus propios hechos. 

Como comentábamos, el sexo (o género) se define desde los genes, igual que el color de piel, de ojos, estatura, etc. Querer variarlo, no solo es absurdo, sino que raya en lo ridículo. Es como si yo, con ojos cafés y con cabello café, empezara a decirle a la gente que a partir de ahora deben decir que soy rubio, tengo ojos verdes, y mido más de dos metros. Si la sociedad no se adapta a mis exigencias, entonces los acusaré de discriminadores, simplemente por no prestarse al juego ridículo que quiero que todos jueguen. 

Insisto, si un hombre decide ser homosexual, y vestirse de mujer, nadie tiene nada que opinar en ese tema, pero desde una perspectiva genética seguirá siendo un hombre, aunque no se identifique como tal. Si ese hombre decide ir más allá y procede a mutilarse, eso ya es otra cosa. Como leí en redes sociales “Mutilarse el pene y convertirlo en un orificio inservible no lo convierte en vagina. Las vaginas no son orificios inservibles. Las mujeres no nos reducimos a eso. Cuánto machismo hay en la ideología trans”. No nos olvidemos que, finalmente somos animales (animales políticos, dirían los griegos) y en el reino animal no más hay dos opciones.

 Menciono todo esto porque hace unos días se hizo viral un escándalo que tuvo lugar en la Cineteca Nacional. Un hombre (que se asume como mujer y se viste como tal) quiso entrar al baño de mujeres de la Cineteca Nacional, y fue enviado al de hombres. Acusó discriminación, y la hordas cibernéticas se sumaron a apoyarlo. 

El guardia de seguridad de dicho inmueble le negó la entrada, y posteriormente la Cineteca Nacional (una de las catedrales de la progresía) se disculpó por esta situación. 

Primeramente, debemos decir que este escándalo no fue espontáneo. La persona que intentó usar el baño se hace llamar en redes sociales “Chica con pistola”. El nombre con el que se ostenta en internet evidencia un doble sentido y una connotación lasciva contenida en su propio nombre. Es evidente que buscó la reacción para hacerse viral. Este capítulo me recuerda a aquella ocasión en que otro hombre vestido de mujer intentó entrar a un baño en Cinemex en la capital del país. Cuando intentó ‘funar’ a la cadena de cines, le respondieron de manera muy educada que ya había acosado a un par de mujeres dentro del baño. 

Ahora, un inmenso debate se desató respecto a si aquellos que se ostentan como mujeres deben entrar al baño que corresponde a su sexo biológicamente determinado, o si deben entrar a otro. Se ha acusado discriminación por aquellos que se niegan a aceptar esta cuestión y se ha utilizado la carta de los menores para atacar esta posibilidad. 

Hay un hecho cierto: los menores de edad no deben ir al baño solos, así se siga el modelo tradicional, pues el riesgo de una agresión es idéntico en cualquier escenario. Por otro lado, los transexuales sufren violencia en los baños de hombres, sin embargo, el permitirles entrar a un baño distinto no ataca el problema de raíz que es justamente la violencia.

Lo que es verdad es que un sector de la población se siente incómoda con esta postura progresista. No se puede someter a la voluntad mayoritaria los derechos de una minoría, pues eso no es democrático. Las minorías deben ser respetadas incluso en un ambiente mayoritariamente adverso. En este caso, el ejercicio de ponderación que se lleve a cabo deberá precisamente contemplar en qué caso se afectan en menor medida los intereses públicos.

En resumen, no tengo una opinión respecto a qué baño deben utilizar. Lo que sí creo que es la mayoría no puede limitar los derechos de una minoría. Por otro lado, no creo que la mayoría deba ser rehén de los anhelos de una minoría. Un tema tan menor como la utilización de un baño trajo consigo un debate en México al que se debe de entrar con argumentos y posturas sólidas.