Opinion

La semilla del incipiente nuevo imperio

.

Jaime Rodríguez Chacón

sábado, 23 marzo 2019 | 20:45

Un día sábado, el 25 de marzo de 2017, La Unión Europea, celebró en la ciudad de los siete montes: Roma, los 60 años de su fundación; ahí se había firmado el tratado para la unificación de la anterior, Comunidad Económica Europea (CEE) integrada originalmente por seis Estados y, que llegó a aglutinar la cifra de 28 miembros. Aparte del libre flujo de mercancías, bienes, personas y servicios, la idea era: Evitar las guerras que devastaron el continente en el pasado. Es así,  que  aparece  ante nuestros ojos, el principio del cumplimiento de la profecía de Daniel, ya que Roma con todo el poder político y religioso, fue la precursora de La Comunidad Económica Europea, Hoy  Unión Europea.

Espantado y temblando, he decidido relataros, la admonición del  inexorable ascenso  del ente que gobernaría al mundo;  aún paréceme increíble, que me haya tocado en suerte, sobrevivir a estos últimos tiempos y, ser testigo del principio de dolores  que anuncian una nueva creación; sin embargo, siento pena por los mortales,-yo también  de barro y frágil como ellos- que sufrirían eventualmente, la vara de hierro del régimen absolutista, centralista, cuyo  líder se autoproclamará: “mesías” usurpando así, el lugar  del ungido Cristo que descendió al mundo.

Líder, que llegará derribando murallas infranqueables, magníficas edificaciones, -instituciones- refugio y protección provista por los anteriores reyes, para los desvalidos; además, colmará de honores a los que lo reconozcan -¿los programas sociales?- pues el gran benefactor que ascenderá, no querrá compartir la gloria con nadie, y dirá:”El estado soy yo” Nuevo sistema, que como bestia romana: confiscará, quitará el poder, destruirá,  hollará con sus garras de acero  - sin provecho alguno, ni remordimiento por pérdida económica o humana- quitará de en medio lo preestablecido, para amalgamar  su reino con el nuevo cemento de la mentira.

El sátrapa y embajador del nuevo reino, aglomera, concita,  con elocuentes y  seductivas frases, a un conglomerado de cansados obreros que, al término de fatigosas  y  sudorosas faenas, recorren de cuando en cuando las plazas y plazuelas de pueblos y ciudades, en cuyo ambiente se respira un aire que los llena de esperanza. Era el tumulto del populacho, obreros, que cansados de  arduas faenas, no  teniendo  tiempo de leer un periódico, ni menos un libro, son, por lo tanto, fácil  presa de el discurso de odio de la vieja ideología encarnada. La efervescencia, era motivada por la voz gritona e insidiosa  del líder, que  se levanta como Luzbel, contra toda institución establecida diciendo: “¡Al diablo con las instituciones!” El  infalible, perfecto y santo,” mesías” Recitaba,  vociferando de una patria amorosa, descalificando a los que no pensaban como él, etiquetándolos como: “nuestros adversarios” el empresariado  fue tachado como: “una minoría rapaz”; tampoco soporta la crítica, a eso respondía intolerante, con un: “!cállate chachalaca!;  esa denostada” mafia del poder” está siendo remplazada por “la mafia totalitaria e inflexible, del nuevo régimen”

Paréceme,  y no es de extrañar, que estos nuevos tiempos sean los de antaño: resurgirá, pues, poco a poco, el nuevo  imperio, de los Césares, aquel que en el pasado lejano, cual bestia de grandes dientes de hierro devoraba y desmenuzaba y las sobras hollaba con sus pies, sin beneficio alguno; así, este ente, tiene que desplazar, destruir, las instituciones establecidas, asociaciones civiles, económicas y  políticas, para llegar a ser  él mismo, “ El  Estado”, encarnado en una persona: “el mesías” con el pretexto de acabar con el neo-liberalismo y, establecer su  post-neoliberalismo.

 ¿Qué es el post- neoliberalismo?  Tal vez sea la idea de mercado controlado por el estado, pero ¿cómo tomaría El Estado, el control económico y político de una nación, si somos parte de una interdependencia económica global? Con la toma del poder de un líder, impuesto por un poder hegemónico mundial-; obvio, éste debe llegar “democráticamente”- para tener credibilidad  y aceptación, debilitando o derrumbando lo preestablecido para integrar dicha nación, a los países que ya conforman un nuevo orden mundial y son secretamente controlados por un sólo ente o asociación de individuos que pretenden liderar al mundo.

 Es la semilla que se siembra para un nuevo sistema económico en América Latina; es el misterio de la iniquidad en operación,  el experimento vivo es México, en aras de establecer un posible mercado común,  al estilo de la Unión Europea, con su moneda común,  tal vez de plata y acuñada en México. Por lo tanto, veremos  eventualmente, más participación de La Comunidad Europea con México y América Latina; apoyo de México en todas las áreas, para economías socialistas como Cuba y Venezuela; tal vez por eso Andrés Manuel insiste en construir refinerías, porque Cuba necesita energéticos que México podría proveer; así como vimos que el presidente Andrés Manuel, recibió a Nicolás Maduro, como un claro apoyo a la tiranía, México podría ser apoyado por los Estados hegemónicos y, así, sí es factible que México pudiera tener un crecimiento económico del  4%  ó más, -no sustentable, y por corto tiempo- para darle mayor credibilidad al nuevo régimen,  ya que habría una interdependencia económica entre dichos países que ya son controlados por un poder hegemónico mundial.