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Opinion
El Juglar de la Red

¿Quiénes piensan en México?

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Rafael Cano Franco

miércoles, 08 noviembre 2023 | 05:00

Ciudad de México.- El sistema político mexicano se formó a lo largo de los años con las ideas de cada uno de los presidentes de la época postrevolucionaria. Si el presidente en turno era de izquierda, como Lázaro Cárdenas, hacía allá se orientaban las acciones sociales, si era de derecha como Miguel Alemán o anti yanqui como Gustavo Díaz Ordaz esa era la visión que imperaba.

Fue necesario el genio de Jesús Reyes Heroles para darle rumbo revolucionario y explicar el aparato operativo de los regímenes priístas; su concepción del sistema marcó claramente un rumbo que siguieron los llamados gobiernos “institucionales”.

En la derecha, el gran ideólogo del PAN, posterior al fundador Gómez Morín, fue Carlos Castillo Pereza, este yucateco marcó también el rumbo de la derecha con una visión muy clara y en franca oposición a los principios que mantenían los llamados “revolucionarios institucionales”.

La izquierda no se quedó atrás y en las figuras de Heberto Castillo, Roger Bartra y Vicente Lombardo Toledano tuvo a sus ideólogos que también establecieron una ruta a seguir y que desde los diversos frentes de los partidos políticos que abrazaron sus ideas, también conformaron un gran frente que prevaleció ideológicamente hasta la fundación del PRD.

Eran las tres grandes visiones en las cuales México se debatía; pero la mayoría de estos personajes ya  murió –excepto Roger Bartra que sigue con vida—y al parecer los principios ideológicos que pregonaron, también murieron con ellos.

En el PRI se quedaron sin ideas e igual sucedió en el PAN. Esto queda evidenciado en la alternancia de principios del año 2000 cuando finalmente el Revolucionario Institucional fue derrotado en las urnas y cedió al PAN el privilegio de gobernar.

Pero no se sintió la diferencia, el sistema siguió operando de la misma manera, cierto que cambiaron los personajes, pero no la forma de gobierno, por eso fue tan fácil que se fijara en la mente de los mexicanos el concepto de “Prian”, que todavía siguen utilizando en Morena.

El arribo de Andrés Manuel López Obrador al poder hizo pensar en un cambio hacia la izquierda, pero lo que en realidad sucedió fue un “reverzaso” a los años 70’s, cuando el populismo se arraigó en el PRI y se manifestó en las presidencias de Luis Echeverría y José López Portillo.

Vendrían luego los gobiernos neoliberales de Miguel de LaMadrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.

A la fecha, Morena tampoco cuenta con ideólogos de altos vuelos y a lo más que atina es a tratar de aplicar conceptos que en la realidad no tienen sentido. Desde el lema de la 4T de: “no mentir, no robar, no traicionar”, hasta el llamado “humanismo mexicano”, se trata de conceptos huecos que no tienen fundamentación ideológica, son más bien ocurrencias que al repetirse continuamente se vuelven eslogan, pero de ahí no pasan.

Así como sucedía en los gobiernos postrevolucionarios, actualmente Morena se mueve al son de lo que diga el presidente en turno, en este caso López Obrador. Pero es claro que AMLO da “bandazos”, como esa idea de campaña de regresar al Ejército a los cuarteles y luego dejarlo en las calles para que realice acciones de seguridad pública o convertir a los soldados en “los mil usos” del gobierno.

La gran pregunta es: ¿Claudia Sheinbaum continuará con esa misma tónica o como podría pensarse, dará un giro al gobierno para darle un sentido de izquierda democrática? Todo indica que no. Al menos el pragmatismo político que priva en ella está generando un choque en la Ciudad de México donde las fuerzas de la izquierda tradicional se enfrentan a la imposición de un candidato, como Omar García Harfuch, ligado a la derecha militar que contuvo al Movimiento del 68.

En el caso de Xóchitl Gálvez la situación tampoco parece muy favorable. Sus conceptos no alcanzan la profundidad que requieren los graves problemas estructurales de México y es visible que más allá de un giro hacia el centro-derecha, y un recuperar la auténtica vida democrática, no hay una base ideológica que sustente su quehacer político y eso es muy evidente cuando la apoyan tres visiones políticas que en el pasado fueron antagónicas y que por mero pragmatismo político ahora deben trabajar juntas, pero donde hay una notable desconfianza con respecto de unos y otros.

Quedaría Movimiento Ciudadano, pero aquí tampoco existen ideas que sustenten la refundación de un México moderno, plural, progresista y con visión de desarrollo. Lo que sí tienen es una ambición política que pretende colocar nombres y ganar posiciones, pero sin tener claro para qué.

En ese contexto podemos precisar que Morena busca conservar el poder solamente por el poder mismo; el Frente Amplio por México a lo más que aspira es a tener una mayoría en las Cámaras que le permita ser contrapeso y con ello encarecer cualquier negociación y Movimiento Ciudadano lo que quiere es no perder el registro y tener una bancada que le permita ser “bizagra” en las grandes decisiones nacionales.

Lo que hay es pragmatismo puro, pero no existe un plan que marque un derrotero para México, al acabarse los pensadores al parecer también se acabaron las ideas y lo que nos quedó fue simplemente una lucha sorda por gobernar y ya llegando al poder entonces “veremos que hacemos”.

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