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Opinion

Rosas del desierto

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Gabriela Borunda

sábado, 03 junio 2023 | 22:32

La primera vez que vi a una mujer agente  investigadora de la Fiscalía del Estado de Chihuahua me impresionó, llevaba el arma de cargo a la cintura, mientras tanto leía y ordenaba un expediente con la capacidad de bilateralidad cerebral que las mujeres hemos desarrollado a lo largo de miles de años para distinguir un enemigo acercándose, atender a un niño y velar por la tribu. 

Las mujeres agentes atienden varias cosas al mismo tiempo, incluso el teléfono celular personal por si acaso su hijo llamara porque necesita oír la voz de su mamá. La justicia mexicana tiene una  deuda histórica para con las mujeres, una deuda que no se paga solamente con el esclarecimiento de los feminicidios o atendiendo a los llamados urgentes por violencia intrafamiliar. Las mujeres debemos estar incluidas en la estructura misma de la justicia. No sólo como operadoras de software y haciendo trabajo de escritorio. No equiparo machismo, patriarcado y misoginia; sé que la peor pesadilla de un misógino es una mujer poderosa, entrenada, inteligente, capaz de investigar, capaz de negociar y capaz de utilizar su arma de porte para defender la vida de quienes ama, de la sociedad que no conoce su valor y su esfuerzo y para defender a los niños y mujeres en condiciones de indefensión y desde luego, defenderse a sí mismas. 

La incursión de las mujeres en las fuerzas policiales ha sido lenta, apenas una docena responden y concluyen las convocatorias que sucesivamente se emiten para la formación de Agentes de Investigación altamente calificados en cosas que van desde el cliché de disparar, hasta datación química, preservación y restauración y una redacción rigurosa, escriben más y mejor que muchos intelectuales, para evitar la liberación de presuntos delincuentes, solo porque la carpeta de investigación estaba sin pies ni cabeza y por más que el juez  quisiera, no es posible extraer de ese documento un dato sólido para iniciar un proceso judicial, algo así como las 10 cajas de papeles viejos que el exgobernador Javier Corral entregó al juzgado esperando que un juez se pusiera a ordenar semejante pila de papeles desordenados, o cómo se pretendió culpar de un delito a una mujer que ejercía su derecho político por la aspiración de la gubernatura de nuestro estado, utilizando como pruebas el perifoneo de insultos y una factura arrugada y sucia sacando del cesto de la basura y dónde se hacía constar la compra de una laptop de uso medio y austera. 

En nuestra búsqueda por la justa valoración de nuestro trabajo y nuestra inclusión en el sistema de justicia las mujeres hemos aprendido a pasar por en medio de estos insultos y descalificaciones sin ver ni oír. 

Cuando  están en servicio activo hombro con hombro junto a sus pares varones agentes ministeriales saben que si son hermosas tendrán que soportar la sorna de ciertos comentarios y si son más atléticas y de porte más musculoso, saben que también harán chistes sobre ellas, pero eso no las hiere, en un país donde a las mujeres se les golpea gratis, ellas no ceden.

Su capacidad verbal y negociadora ha sido crucial para que los conflictos no escalen y puedan ser atendidos en las áreas de atención temprana, pero igual trabajan en operativos especiales. El día que las vi por primera vez, una de ellas subía la escalera, la ventana se abrió y su cabello castaño voló al viento, su paso poderoso y veloz la hacía más impresionante, aunque apenas tuve apenas unos momentos para dialogar con ellas, cuidan mucho su identidad, se reservan sus nombres, saben que corren peligro y que corren peligro las personas que más aman, porque el arma de porte no les quita esa dulzura, esos brillos de hermanas, madres, hijas y esposas. Rápidamente me dijeron que no era tan difícil el trabajo mismo, lo que les parecía duro era ausentarse de su vida familiar, de pronto la charla cesó abruptamente cuando un mensaje vía radio llegó como un relámpago en medio de un día de abril, entonces empacaron sus cosas, terminaron de comer a toda prisa y se prepararon para partir a un operativo de más de dos semanas en la zona más conflictiva de la serranía. 

A las mujeres nos tildan de chismosas, ellas guardan con todo celo cada dato, porque cada dato puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte de ellas, de los que aman y de algún inocente víctima del crimen. Usan su habilidad verbal para analizar como no lo podría hacer ningún dispositivo de software, las palabras que escuchan, y las palabras que callan, saben que el silencio puede ser la medida de una confesión que nadie se atreve a pronunciar en voz alta, pero mujeres al fin, reconocen los gestos, las inflexiones de la voz, las sutiles miradas y la longitud de lo que se calla.

Aunque su vida vale tanto como la de cualquier hombre y corren los mismos peligros, la diferencia de ingresos entre hombres y mujeres es amplia. Los hombres en promedio ganan aproximadamente 8,500 pesos, mientras su contraparte femenina 7,420 pesos. Es decir, los hombres reciben aproximadamente un 15% de ingresos más que las mujeres. Sin embargo, no es, por mucho, el único problema que aqueja a las mujeres en su lucha por la justicia para todos y todas. 

La tasa de inferioridad salarial, en México y particularmente en Chihuahua según datos del INEGI en enero del 2022 fue de 6.4 porcentuales por debajo de sus pares varones, sin importar que la vida de un hombre y una mujer sean igualmente valiosas cuando se trata de enfrentar la violencia.

Por otro lado cuando revisamos los listados de trabajadores en atención a víctimas y seguimiento jurídico encontramos que la mayoría del personal son varones y las pocas mujeres que trabajan en esta área tan sensible y necesaria para la sociedad, lo hacen desde un escritorio como analistas de estadística o psicólogas. No menosprecio la importancia de su quehacer, pero significa que como sociedad, una sociedad que sigue violentando y matando mujeres, resulta toda una pesadilla para la estructura del pensamiento de algunos hombres una mujer armada y dispuesta a disparar para defender su vida y la vida de quienes dependen de ella y de la sociedad que le ha depositado su confianza.

En medio de un sistema judicial que genera desconfianza y que se encuentra cuestionado por sus prácticas lo mismo que violentan los derechos humanos que dejan expuestos los datos más sensibles en materia de seguridad en plataformas que no son del todo seguras y cuando los datos emanados de la vigilancia pueden estar accesibles al espionaje o desaparecer cuando más necesario son, En este contexto la presencia de las mujeres como agentes ministeriales nos da evidencia de que el sistema fiscal y judicial en  México no solo debe reformarse,  tiene la capacidad de hacerlo con la incorporación de mujeres que lo mismo están capacitadas en los más pequeños y mínimos detalles de los protocolos de investigación, que están capacitadas y dispuestas a un enfrentamiento. Las agentes ministeriales nos demuestran que los chihuahuenses merecemos y podemos tener un mejor sistema de justicia.

Aunque el sentimiento me gana y quisiera compartir sus nombres e historias personales, se que debo respetar la discreción con que estas mujeres operan y los riesgos que corren son muchos.

Pero puedo al menos compartir los nombres de cuatro agentes ministeriales mujeres que tras 30 largos años de lucha contra la delincuencia contra el machismo y la exclusión culminaron su periodo de trabajo al servicio de los chihuahuenses.

Esta primavera disfrutarán de la luz que el mes de abril nos regala cuatro pioneras de la incursión de las mujeres en el área de agentes ministeriales, tendrán tiempo para disfrutar de esta primavera en el distrito Norte en el área de Ciudad Juárez siempre conflictiva y retadora. Nada que una mujer no puede enfrentar. Al fin y al cabo los hechos nos han puesto frente a juezas de gran valor y congruencia y una mujer ha hecho historia desafiando a todos los prejuicios al convertirse en gobernadora.

Norma Elia Domínguez Rivera, Haidy Lorena Gladín Durán, María del Rosario Bojórquez Morales y Luz Abril Barrera Esparza. 

Norma Elia Domínguez Rivera, inició su trayectoria laboral en noviembre de 1984, hace más de 38 años, como sub-agente del Ministerio Público, y sin miedo terminó sus 38 años de servicio en la línea de batalla contra la trata de personas.

Junto a ella se despidió también Haidy Lorena Gladín Durán, quién demostró su capacidad de análisis y empatía al coordinar la unidad de atención temprana.

María del Rosario Bojórquez Morales, sirvió en el área de Ministerios Públicos de la Unidad Especializada de Delitos Contra la Vida, tiene lógica que si las mujeres traemos a nuestros hijos a la vida defender la vida sea una de nuestras prioridades.

Luz Abril Barrera Esparza, ingresó en octubre de 1993, como sub-agente del Ministerio público en el área de Averiguaciones Previas. 

Es cierto que a veces presentar una querella parece una labor titánica para un simple ciudadano, es cierto que el sistema judicial tiene una gran deuda con las mujeres, y esa deuda empieza a apagarse no solo llevando adelante los procesos legales que las mujeres inician. La deuda termina de saldarse cuando las mujeres se incorporan con su fuerza, su valor, su inteligencia, su tenacidad y por qué no decirlo, con su compasión, al área de agentes ministeriales, la primera trinchera a defender.

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